sábado, 19 de diciembre de 2009

Recuerdo de un diálogo: Un consultor podría dirigirnos

Hace varios años me desempeñaba como director de un proyecto de Cooperación que ejecutaba una Organización no Gubernamental (ONG), dirigido a jóvenes rurales de varias provincias de la región sur del país. Dicho proyecto era financiado por una agencia de Cooperación de los Estados Unidos. Cuando nos encontrábamos en la fase de finalización, recibimos una Misión Técnica que se encargaría de evaluar los resultados y el impacto de las actividades desarrolladas.

Una mañana partimos bien temprano hacia la zona donde se desarrollaba el proyecto, con el propósito de que los evaluadores contactaran in sito los trabajos que habíamos realizados con los recursos que esa institución habían donado para tan noble causa. La misión evaluadora estaba integrada por dos técnicos norteamericanos, un hombre y una mujer, la edad del hombre oscilaba entre los 40 y 45 años, la señora tendría alrededor de 30. También nos acompañaba un representante local de la agencia, el cual era dominicano. Por la organización ejecutora sólo iba yo, aunque en la zona nos esperaban varios técnicos que formaban parte del staff del proyecto, los cuales deberían responder conjuntamente conmigo y los beneficiarios, las inquietudes de los evaluadores. En el primer tramo de la ruta yo iba prácticamente callado, sólo me limitaba a responder las preguntas que me hacían los gringos.

En esos días estábamos inmersos en un proceso electoral, y en todo el camino nos topábamos con gigantescas vallas, y las paredes, las piedras, los postes de luz y los árboles, cubiertos por afiches y letreros de múltiples colores.

Cuando pasábamos por Azua, el americano se quedó observando la propaganda y expresó, en un claro español: “Me parece a un carnaval”, y la señora me preguntó a seguidas cuál era el partido de mi preferencia. La pregunta me sorprendió, pero no vacilé en responderle que yo no simpatizaba por ningún partido. A partir de ese momento se generó una dinámica conversación, pues a la gringa le resultaba extraño que yo no perteneciera a un partido político.

Su insistencia me llevó a señalarle que yo era partidario de que ante los fracasos que hemos tenidos con los gobernantes nuestros, que contratáramos un consultor internacional para que dirija el país hasta que hayamos alcanzado un nivel de institucionalidad. El gringo sorprendido, me miró con asombro, y sólo atinó a decir: “pero es que yo veo que lo está diciendo en serio”, y yo remaché: “por ejemplo, ahí está el presidente Bill Clinton que acaba de finalizar una gestión exitosa en su país, nosotros podríamos contratar sus servicios y estoy seguro que nos ayudará a resolver mucho de nuestros problemas”.

Seguir contando los detalles de esta conversación no tiene gracia, pero la he traído a colación, ahora que veo que algunos de nuestros problemas son remitidos a organismos internacionales para buscarle solución. Me refiero a los casos de la Cementera de Gonzalo, cuya decisión se puso en mano del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD); y la última propuesta del gobierno de solicitar una asesoría al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), y al Banco Mundial (BM) para diagnosticar si en las instituciones gubernamentales hay corrupción, y para diseñar una estrategia de combate a ese flagelo

Ahora, diez años después de mí conversación con los evaluadores norteamericanos, comprendo que aquella sugerencia irónica que formulé, de que era partidario de contratar un consultor internacional con experiencia y solvencia moral y ética, para gobernar el país, no era una idea del todo descabellada.

Vea este articulo en mi columna en El Nuevo Diario Digita.

1 comentario:

  1. Ismael,siempre he pensado que nuestro pais aunque se vive en un dinamismo de campaña en campaña, que aparenta, de que todo el que esta ivolucrado en esa actividad es una persona con un nivel de conocimiento en la materia producto de su estudio e investigaciones que lo llevaron a un convencimiento claro de que ese partido es el que representa los intereses del sector de clases, que por su condicion economica y social les pertenece pero es falso lamentablemente somos ignorante en la materia y sobre todo solo actuamos partiendo de nuestras necesidades y aspiraciones personales,no de lo que el pueblo necesita

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