jueves, 15 de octubre de 2009

Desenlace del secuestro de Baldera Gómez deja maltrecha a la Policía Nacional


Cuando se difundió la semana pasada por diferentes medios, la noticia de la aparición del joven Eduardo Baldera Gómez, quien permanecía secuestrado por un período de más de tres semana, fueron muchos los dominicanos que celebramos la noticia, y Nagua, pueblo natal de joven, se lanzó prácticamente a las calles a celebrar la aparición con vida de su compueblano, que aparentemente goza de mucho aprecio en esa ciudad.

La primera versión conocida sobre la aparición del joven, fue que al mismo lo auxiliaron unos campesinos que laboraban en una finca, donde llegó después que se escapara a sus secuestradores, que lo habían mantenido cautivo en el paraje Salcié del distrito municipal de Copey, en Guayubin, Monte Cristi. Los campesinos habrían llevado a Baldera Gómez al destacamento de Guayubin, donde lo entregaron a la policía. Hasta ahí, lo de la aparición del joven parecía estar claro.

La situación comenzó a enredarse en el momento en que el jefe de la Policía Nacional, mayor general Rafael Guillermo Guzmán Fermín, aparece en Monte Cristi, e informa a los medios que los primeros que entraron en contacto con el joven fueron unos agentes policiales que formaban parte de “una avanzada” que ya tenía ubicado el lugar donde se encontraba el secuestrado. Y para completar el reconocimiento a la heroica labor de sus agentes, el general Guzmán Fermín organizó un acto público en su despacho para presentar a tres policías que fueron ascendidos en reconocimiento a su labor de rescate del joven secuestrado.

También informó que agentes que formaban parte de otra “avanzada”, la cual le tendió un cerco a los secuestradores, protagonizó con éstos “un intercambio de disparos”, en el que fueron muerto los nombrados Cecilio Díaz, alias Manuel, y Willian de Jesús Bastita Checo (ambos integrantes del grupo de los secuestradores), y en el que resultó herido el sargento policial Catalino Jesús Pérez. Sin embargo, esta versión policial encontró reacciones adversas. Los medios de comunicación local y los familiares de los hombres muertos, presentaron fotografías que muestran al señor Willian Vásquez vivo, en poder de la policía, luego que campesinos lo hicieran preso y lo entregaron a los agentes. Pero al mismo tiempo, agentes de la Marina de Guerra, que operan en un puesto ubicado en Las Canas de Villa Vásquez, informaron a los medios que Cecilio Díaz (el otro hombre muerto supuestamente en el “intercambio de disparos”), fue apresado por ellos y entregado también vivo a la policía.

A estas contradicciones hay que agregar otros actos ocurridos en el proceso de investigación y persecución llevados a cabo por la policía en procura de dar con los responsables del secuestro y obtener la libertad del joven. Entre estos hay que destacar el rapto por varios días, que se perpetuó contra la joven Mirian Magdalena Díaz (hija de Cecilio Díaz, implicado por la policía en el secuestro de Baldera Gómez y muerto posteriormente en el supuesto intercambio de disparo). Tanto la joven raptada como testigos afirman que fue apresada por dos hombres que se hicieron pasar por agentes policiales, y algo más, la joven afirma que durante los días que fue retenida sólo le preguntaban por el paradero de su padre, del cual alega estar distanciada desde hace más de cuatro años. Finalmente la joven fue dejada en libertad en las inmediaciones de Boca Chica.

Otro hecho que todavía permanece sin aclarar, es la desaparición del señor Juan Almonte Herrera, quien se desempeñaba como gerente de cobros de una compañía de seguridad, y que según sus familiares fue detenido por agentes de la policía. Inicialmente la institución admitió que el señor Herrera Almonte se encontraba detenido y que era investigado por su supuesta vinculación con el hecho, pero luego lo ha negado. El asunto es que hasta ahora no se sabe su paradero y los familiares aseguran que sólo la institución del orden sabe donde lo tiene.

Lo que en principio parecía un acto delictivo común, ha puesto en evidencia aspectos sumadamente preocupantes que dejan mal parada a Policía Nacional. Revela, además, la existencia en la institución del orden de métodos reprochables y criminales, y queda aún más desacredita la rutinaria versión policial de los “intercambios de disparos”, mediante los cuales la policía ha dado por cerrado ciento de muertes de “supuestos delincuentes” en los últimos años.

Ojala que todo este enredo que se ha derivado del secuestro y posterior aparición del joven Eduardo Baldera Gómez, culmine con una investigación que aclare todo lo ocurrido, se establezcan sanciones ejemplares a los responsables , y que nos aboque a desmontar la estructura criminal que a todas luces opera en la institución encargada del orden público. Esta vez la policia ha sido sorprendida con las manos en la masa y no tiene calidad para garantizar una investigacion imparcial.El ministerio Publico tiene la palabra.

Ver articulo en mi columna en El Nuevo Diario

1 comentario:

  1. Esta situacion esta muy enredada, yo espero que la policia nacional intervenga y puedan explicar y lo que hacen en provincia, por que hay demasiados lasos sueltos en esta historia..

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