martes, 11 de agosto de 2009

Un análisis sobre los partidos políticos dominicanos

Por considerarlo de interés, me voy a permitir compartir con mis lectores, este interesante análisis sobre los partidos políticos escrito por mi profesor y amigo Pedro Catrain. (Ismael)

¿ES POSIBLE SALIR DEL LABERINTO DE LOS PARTIDOS TRADICIONALES?
POR: PEDRO CATRAIN

Antes que nada debo hacer una confesión personal. El tema de los
partidos tradicionales se ha convertido en una verdadera obsesión a
lo largo de toda mi vida intelectual, a veces siento que los
intelectuales cuando abordamos el tema nos parecemos a los judíos
ante el muro de las lamentaciones.
Los partidos tradicionales, con sus prácticas perversas, su falta de
representatividad, el cinismo y la manipulación, el patrimonialismo, el
clientelismo, la corrupción, la banalidad y la falta de contenido han
sido un hueso duro de roer para todos nosotros. Nos hacen sentir
que estamos condenados a la pesadilla nietzscheana del retorno de
lo mismo.
Esta exposición tiene el propósito de afrontar algunas perspectivas
para ver las posibilidades que existen de perforar los muros del
sistema político tradicional, y cómo podríamos salir de esta gris y
fastidiosa inmovilidad en que nos encontramos. Hoy, más que nunca
debemos dotarnos de la imaginación creativa para superar las viejas
recetas escondidas en el baúl de los recuerdos, que siempre
sacamos ante cada coyuntura electoral.
La inmovilidad que nos mantiene atrapados en un espacio nostálgico
que reiteramos desde los años setentas no nos deja encontrar una
nueva orientación capaz de alcanzar una alternativa democrática con
una propuesta política, moral y cultural frente al putrefacto y
carcomido sistema político dominante, que todavía se mantiene
como un cadáver viviente.

INICIO DE UNA LENTA AGONIA: EL DESPLAZAMIENTO
HACIA EL BIPARTIDISMO CONSERVADOR.
Los partidos tradicionales han constituido un mercado cautivo en
todos los procesos electorales desde 1978. Las mayorías se
desplazan por momentos de un partido a otro, sin que esta
alternancia signifique algún tipo de cambio importante en la calidad
de la política.

EL PRIMER GOBIERNO DE LEONEL
FERNANDEZ: GRAN FRUSTRACION COLECTIVA
El fracaso del primer gobierno de Leonel Fernández de 1996,
representó un importante proceso de frustración colectiva. Las
expectativas creadas por el entonces joven político como el relevo
natural de los viejos liderazgos tradicionales, de quien pensamos
traería la modernidad y la institucionalización de nuestra democracia,
optó por la personalización del poder y la creación de una amplia red
de corrupción a través del PEME, dirigida y patrocinada directamente
desde el Poder Ejecutivo, diluyéndose así toda posibilidad de cambio
en el sistema político.
De este gran escándalo de corrupción Leonel Fernández salió
impune gracias a la debilidad de la justicia, que lo exoneró de toda
responsabilidad penal y sobretodo por el perdón concebido por el
Presidente Hipólito Mejía, quien dijo que nunca lo sometería a la
justicia. Hoy, todos los implicados en el escándalo del PEME se
encuentran libres y sin ningún tipo de sanción. Este momento
representa la constitución del primer pacto solidario de lealtades
reciprocas entre el PLD y el PRD, que operará una lógica de mafia
con un fuerte sentido de compromiso, y de pertenencia. Este hito
marca una continuidad importante en el sistema político, que
garantizará la impunidad de la corrupción pública entre los diferentes
gobiernos de turnos.

EL PARADOJICO LEGADO DE PEÑA GOMEZ: EL GOBIERNO DE
HIPOLITO MEJIA
El descrédito institucional y ético, experimentado durante el gobierno
del PRD de Hipólito Mejia, develó la incapacidad de nuestro más
importante partido popular, de rescatar la herencia y las energías de
su máximo líder José Francisco Peña Gómez, para encausarlas
dentro de un proceso de construcción de una sociedad más
equitativa y democrática.
La vulgaridad y la corrupción desmedida, tiró por la borda la
identidad originaria del partido blanco, caracterizado por una fuerte
herencia popular y democrática a favor de las libertades públicas, la
transparencia política y la no-reelección. La ideología social
demócrata, le otorgaba la posibilidad de un contacto renovador con
la Internacional Socialista. Un legado fundamental al que el PRD dio
la espalda.
Paradójicamente el efecto de la muerte de Peña Gómez, le permitió
el regreso al poder en el 2000.
El desastroso gobierno de Hipólito Mejía no permitió superar los
trágicos y frustratorios gobiernos de 1978 y 1982 del PRD, donde un
Presidente cometió suicidio y el otro terminó en la cárcel. Por el
contrario, lo degradó mucho más, convirtiéndolo en un partido
personal y totalmente desinstitucionalizado, basado en un amplio
sistema de corrupción que engrasaba todos los ejes mediadores,
para mover una maquinaria de lealtades personales que permitía
reproducir un liderazgo vulgar y anacrónico.

LA SUERTE DE LEONEL FERNANDEZ
La suerte como categoría del destino es una cualidad infalible que
acompaña algunos seres humanos, marcando la diferencia entre el
éxito y el fracaso.
Evidentemente Leonel Fernández es un hombre al que la suerte le
sonríe, la torpeza de Hipólito Mejía lo pone de nuevo en las puertas
del palacio, al eliminar la reelección presidencial por medio de una
grotesca y corrupta reforma constitucional, que dio al traste con uno
de los principios fundamentales del PRD y un valor colectivo
importante que había marcado toda una tradición popular desde los
años setentas: la no reelección presidencial.
El retorno de Leonel Fernández en el 2004 fue producto de una
mezcla compleja de expectativas y frustraciones de la sociedad
dominicana, por enfrentar la corrupción política y las desigualdades
sociales ante el descalabro ético e institucional del gobierno de
Hipólito Mejía. Esto se evidenció cuando el PLD recibe el mayor
número de votos en toda la historia electoral de la democracia
dominicana.
Desde 1978 nos acostumbramos a que cada proceso electoral
culminara en una alternativa decisiva, que nos abriera las puertas de
la democracia y la modernidad. Sin embargo, lo que hemos
experimentado es un recorrido de grandes decepciones colectivas.
El Leonel Fernández de 2004 olvida rápidamente sus promesas
electorales. Hizo caso omiso, de nuevo, a su importante mayoría
electoral para potenciar cambios institucionales que permitieran
consolidar la democracia dominicana.
Retorna al poder con una estrategia personal de fortalecer un
liderazgo absoluto dentro de su partido y en la sociedad, haciendo
todos los movimientos necesarios sin ningún límite moral, para
convertirse en el gran mediador de los grupos de poder.
Para este proyecto se pone en marcha un ambicioso plan de
inversiones públicas, colocando a su principal delfín político Diandino
Peña, a cargo de la obra más grande de inversión pública que se ha
realizado en el país: el metro de Santo Domingo y coloca a Félix
Bautista al frente de la Oficina de Obras de la Presidencia. Esta
maniobra permitirá acumular importantes recursos, desarrollar una
amplia maquinaria clientelar a través del mecanismo tradicional de
financiamiento de la políticas dominicana: las inversiones públicas en
el área de la construcción.
Esta estrategia de concentrar recursos provenientes de la
corrupción pública, ha sido uno de los elementos claves de Leonel
Fernández para constituir un liderazgo dentro su Partido.
También le ha permitido bloquear toda posibilidad de relevo,
fuente importante para cooptar opositores, principalmente del
Partido Reformista y para avasallar a sus opositores en los
procesos electorales.
El proyecto del Presidente Fernández, de captar recursos desde
el poder, ha sido un instrumento vital para conformar un manto
mediático, con una amplia red de publicidad y de periodistas
pagados, que proyectan la personalización del poder. En realidad
la corrupción es el hilo vertebrador que permite que la maquinaria
política de Leonel Fernández funcione con eficacia. Si no se
engrasa el amplio circuito político y mediático, el liderazgo del
Leonel Fernández quedaría desconectado de sus bases de
sustentación política, debido a que desprecia la representación
democrática.

BIPARTIDISMO CONSERVADOR
En los últimos diez años el sistema político dominicano ha
experimentado un cambio significativo. Aunque la degradación de
la política sigue siendo la misma, se puede apreciar tres hechos
significativos. La conformación de un sistema bipartidista, el
desplazamiento del PRD y el PLD hacia un conservadurismo
recalcitrante y que el costo de la política se ha vuelto excesivo,
fuera del control de la sociedad y de la Junta Central Electoral.1
El PRD de hoy, bajo el liderazgo de Vargas Maldonado, pretende
constituirse en una opción de poder, presentándose como una
alternativa más conservadora que la de Leonel Fernández frente a
los poderes fácticos de la sociedad dominicana.
Vargas Maldonado aprovechó el debilitamiento que experimentó
Leonel Fernández desde diciembre pasado, utilizando el proceso
de reforma constitucional para medir y fortalecer su liderazgo
dentro de su partido, pero también para competir en el espacio
que tradicionalmente había copado Leonel Fernández,
principalmente el de la iglesia Católica y determinados grupos
económicos.
1 “Entre 2004 y 2008, se ha producido además un relineamiento de las fuerzas electorales, que ha
consistido en el desplome del Partido Reformista Social Cristiano y una desarticulación de la dirigencia y
estructura de ese partido. La mayoría de sus dirigentes y simpatizantes han pasado a apoyar el PLD, lo que
ha dado fortaleza electoral a ese partido. Por su parte, el Partido Revolucionario Dominicano ha mantenido
una fuerza electoral significativa, a pesar de haber perdido las elecciones de 2004,2006 y 2008. Como resultado, el sistema político dominicano ha retomado un bipartidismo, con el PLD y el PRD como fuerzas principales”. Cultura Política de la Democracia en República Dominicana, 2008: El Impacto de la Gobernabilidad, USAID, marzo 2009, Pág.140.

DESPLAZAMIENTO CONSERVADOR Y ALTERNATIVA
DEMOCRATICA
Esta situación es sumamente significativa para la conformación
de una alternativa democrática más allá de los partidos políticos
tradicionales, Nuestro sistema político y de partidos se ha conformado
fundamentalmente sobre la base de una maquinaria clientelar,
que en los intervalos entre elecciones desconoce las demandas
sociales. Las diferencias entre los partidos se diluyen y las
instancias de representación política pierden toda eficacia frente a
la sociedad.
Los partidos, los legisladores, los síndicos y la mayoría de los
funcionarios públicos, se desconectan de sus relaciones con la
sociedad en los periodos no electorales, ocupándose
fundamentalmente de articular estrategias y mecanismos que le
garanticen una buena cuota en los diferentes circuitos de
corrupción. Esto representa un déficit significativo de nuestra
representación política, pues, como decía Montesquieu “la
democracia exige que el interés público sea permanentemente
preferido con respecto al interés propio.”
Los liderazgos políticos principales se concentran en garantizar
una articulación con los poderes fácticos, una presencia en la
política-espectáculo y en conformar pactos de cúpulas, como
sucedió con el indulto de los implicados en el plan Renove y el
reciente acuerdo entre Leonel Fernández y Vargas Maldonado,
procesos todos que implican una exclusión de la ciudadanía de la
escena pública.
El vacío de la representación política del Estado y los partidos
políticos ha generado un amplio movimiento social que ha
cobrado fuerza desde el recrudecimiento de los efectos de la crisis
económica internacional y la crisis de legitimidad del liderazgo de
Leonel Fernández.
El declive de la popularidad de nuestro actual mandatario
comienza en diciembre pasado con el indulto de Vivian Lubrano.
Para contrarrestar este estrepitoso declive Leonel Fernández
ensayó varias estrategias, sin ningún tipo de resultado. La
Cumbre por la Unidad Nacional Frente a la Crisis Económica
Mundial y los llamados encuentros barriales y provinciales.
La importante crisis de legitimación y popularidad del Presidente
Fernández se evidenció todavía más, frente a su fracaso de
reforma constitucional. abortada a partir del Pacto con Vargas
Maldonado, el cual tiene como objetivos fundamentales: detener
la caída de popularidad del Presidente Fernández,
preservándose como una opción política futura, mantener el
sistema de impunidad de la corrupción entre los dos principales
partidos y secuestrar la democracia, reforzando liderazgos
personales por encima de los mecanismos institucionales.
El pacto entre Leonel Fernández y Vargas Maldonado excluye a la
ciudadanía en momentos donde florece un importante movimiento
social que viene desarrollándose desde principios de este año.
Los dos principales partidos se han convertido en organismos
autorefenciales, que no tienen interés en representar a nada, ni a
nadie fuera de si mismos. Necesitan garantizar un lugar común
para su perpetuación a través de fórmulas de consenso no
institucionalizadas, excluyendo la participación social. Es
insultante su pretensión de monopolizar y secuestrar la
representación, para evitar toda confrontación social que los
ponga en peligro, en esta explicación se encuentra una de las
claves del Pacto entre Miguel Vargas y Leonel Fernández. Lo que
más temor produce al bipartidismo conservador es la
espontaneidad del movimiento social.

AUGE DE UN NUEVO MOVIMIENTO SOCIAL
En un estudio realizado por la antropóloga Tahira Vargas se
registran 149 protestas sociales entre enero y abril, es decir, un
promedio de 27 por mes. Entre las mismas se encuentran paros
barriales, huelgas, movilizaciones, marchas, vigilias y paralización
del transporte.
Zonas tradicionalmente conservadoras como Santiago, Bonao e
Higuey, han experimentado importantes protestas sociales. El
rechazo a la prohibición del aborto propuesto en la reforma
constitucional devino en un importante movimiento de mujeres y la
lucha contra la cementera en los Haitises, ha conformado un creativo
y exitoso movimiento de jóvenes de todas las clases sociales que
logró saltar el cerco mediático a través de la conformación de redes
informáticas alternativas, tumbándole el pulso al gobierno.
Al mismo tiempo se ha generado una significativa opinión pública
alternativa constituyendo un periodismo cultural a través de los
artículos de Rosario Espinal, Andrés L. Mateo, Margarita Cordero,
Juan Bolívar Díaz, Miguel Ceara Hatton, Tahira Vargas, Cesar Pérez
Fátima Portorreal, entre otros.
Conjuntamente con este importante movimiento de opinión pública
se ha establecido una red de informática alternativa que ha
fracturado el cerco y la verticalidad de los medios de opinión pública
tradicional, conformando un circuito de información horizontal crítica,
dentro de los que podemos destacar:
http://www.bocealo.com/
http://vigilanteinformativo.com/
ahiequeprende.com
ToyJarto.org
BlogArias
http://duarte101.com/
La cucaracha que MEA
Remolacha
http://www.barrigaverde.net/
http://www.sacandomelao.blogspot.com/
http://justiciaglobal.com/
http://ecolucha.org/
http://www.lamultitud.es.tl/
http://memoriadesvelada.wordpress.com/
También se está conformando un espacio interesante sobre la
discusión del Estado Laico, abierto a la participación de creyentes
y no creyentes, a partir de las discusiones sobre el aborto y la
necesidad de que el Estado cree posibilidades igualitarias a las
iglesias evangélicas de realizar el matrimonio con la validez del
matrimonio civil. Estas organizaciones han realizado acciones
importantes contra el Concordato para lograr una cuota de
participación en la educación y en las contribuciones que el
Estado realiza a la Iglesia católica, a su vez han manifestado una
fuerte crítica a la corrupción del actual gobierno, incluso han
amenazado con no votar por los congresistas que no tomen
posición sobre estas temáticas.
Esta discusión puede abrir todo un movimiento que obligue al
sistema político a ser más plural y participativo. La presencia de
las iglesias evangélicas y los no creyentes, supera hoy los
seguidores de la iglesia católica, lo cual constituye un proceso de
declive de un importante poder fáctico, el cual en muchas
ocasiones ha contribuido a debilitar la institucionalidad
democrática.
Un dato relevante que presenta la encuesta sobre Cultura Política
de la Democracia en Republica Dominicana, 2008, es que si bien
el PLD se mantiene con la mayoría de las preferencias electorales
con un 47.4%, el segundo grupo en tamaño es el de los que no
simpatizan con ningún partido, los llamados independientes, con
un 30.2%.
Esto indica que hay una franja importante de ciudadanos que se
ha desprendido de los partidos tradicionales, lo que puede revelar
que la abstención electoral podría sobrepasar los niveles
tradicionales en las elecciones congresionales, municipales, y
también en las presidenciales, creando una crisis de confianza en
el actual sistema bipartidista.
Este distanciamiento de un 30.2% de los llamados independientes
de los partidos tradicionales, puede ser la posibilidad en la
constitución de una alternativa democrática a los partidos
tradicionales, recuperando la representación política de las
principales demandas sociales. A mediano plazo este porcentaje
de la población puede conformar una opción electoral con
capacidad de romper el bipartidismo del PLD y el PRD.
Estas organizaciones tradicionales se han desplazado hacia un
conservadurismo recalcitrante, compitiendo ambos por la
hegemonía del mismo espacio político, para ganarse la confianza
de los poderes fácticos y mantener una relación clientelar con la
sociedad. No se vislumbra la posibilidad de que estas
organizaciones puedan convertirse en partidos modernos y
dinámicos. Sus propuestas son reiterativas y caducas, incapaces
alcanzar una cultura política con capacidad de cambio. Esta
situación podría producir una saturación y un importante rechazo
del nuevo sistema bipartidista, por su permanente incapacidad de
respuesta a los principales problemas de la sociedad dominicana.
I. EL PELIGRO DE LOS ESPEJISMOS
No hay dudas que el escenario latinoamericano ha cambiado con el
surgimiento de importantes gobiernos de izquierdas que han llegado
al poder por medio de elecciones. También el triunfo del Presidente
Obama es un paso positivo en las relaciones entre Estados Unidos y
America Latina.
Estos cambios no pueden leerse mecánicamente, no producen un
efecto dominó, son el resultado de condiciones particulares de los
países donde se han experimentado. Por eso hay que tomar
distancia con una tendencia actual que quiere hacer de algunos
gobiernos de izquierda el modelo a seguir para la sociedad
dominicana.
Lo primero que hay que advertir en este sentido es que por varias
razones, la izquierda dominicana nunca ha tenido una gran
articulación en nuestra sociedad. El origen de esta desarticulación se
explica en la violencia brutal que desató el gobierno de Balaguer,
asesinando toda una generación de importantes líderes de izquierda.
Otro factor determinante es que la izquierda dominicana se
constituyó a través de modelos ajenos a nuestra realidad, como
fueron el chino, el soviético, el cubano, o el albanés,
menospreciando toda relación entre socialismo y democracia, para
terminar en un total aislamiento social y en la imposibilidad de
constituirse como opción política.
Las viejas prácticas “revolucionarias” de la izquierda dominicana
despreciaron durante mucho tiempo el sistema electoral que se
había extendido y democratizado desde 1978.
Hoy el escenario de la izquierda latinoamericana en el poder no es
homogéneo y su ascenso ha dependido de las condiciones
particulares de cada país.
En el caso venezolano, se produjo un desplome total del sistema de
partidos políticos, situación que Chávez supo aprovechar con mucha
astucia política. Como refiere Teodoro Petkoff: “Gano las elecciones
acompañado de los sectores dominantes de Venezuela; llegó
cabalgando en la ola mediática que le proporcionaron los más
importantes medios de televisión del país.”
El socialismo chileno y uruguayo, han sido movimientos con una
amplia base en la clase obrera, con un siglo de luchas sociales en
sus espaldas. El caso de Lula en Brasil, un ex obrero metalúrgico
que consiguió la presidencia después de tres fracasos electorales. Y
el más reciente triunfo de la izquierda en El Salvador tiene un
movimiento social importante detrás con 15 años de participación en
procesos electorales.
Además de tomar distancia para no reproducir estas experiencias
como unos modelos validos en si mismo para nuestra sociedad, es
necesario no caer en una definición generalizada de lo que es la
izquierda latinoamericana hoy. No es lo mismo el socialismo
populista de Chávez, basado en el modelo cubano con fuertes signos
de autoritarismo, que las alternativas de izquierdas exitosas como la
de Lula, Bachelet y Tabaré Vásquez que combinan el crecimiento
económico con la distribución de la riqueza, impulsando sociedades
igualitarias e incluyentes. Todo parece indicar que el Presidente
Funes de El Salvador tomará también el camino de la izquierda
democrática.

SAQUEO DEL DESARROLLO ECONOMICO POR LA CLASE
POLITICA
El informe Nacional de Desarrollo Humano de 2005, indica que en
los últimos 50 años la República Dominicana ha tenido un
crecimiento ejemplar con un promedio anual de un 5%. En este
periodo el crecimiento del ingreso ha sido el más alto de America
Latina y el Caribe, y menos volátil que el promedio regional.
Si comparamos estos datos con los de la encuesta de Cultura
Política de la Democracia en República 2008, donde el 57% de los
encuestados estableció que el principal problema del país es el
económico, podemos concluir que puede desarrollarse un amplio
movimiento social a partir de combatir el uso de los recursos de
económicos del Estado hacia la corrupción por el actual gobierno.
El patrimonialismo y el clientelismo se han saqueado parte
importante de los recursos de nuestro desarrollo económico y social,
con un promedio de crecimiento como el que tuvimos en años
anteriores, no se explica como podemos tener un servicio de energía
tan costoso y deficiente, un sistema educativo y de salud tan precario
que sólo supera en America Latina a Bolivia y Haití, una gran
inseguridad ciudadana y sobre todo una sociedad tan desigual e
inequitativa.
Dentro del contexto de una crisis económica profunda como la que
estamos padeciendo actualmente, por los efectos de la crisis
económica internacional y el mal manejo de los recursos públicos,
resalta desconcertante la ausencia de una política económica
adecuada para enfrentar los efectos de dicha crisis en nuestra
economía.

COSTO EXCESIVO DE LA POLITICA
La persistencia del modelo político dominante clientelar y
patrimonialista, cada vez tiende a parecerse al sistema electoral
norteamericano, donde el sistema de partidos tiende hacia el
bipartidismo y la política alcanza un costo excesivo.
En Estados Unidos el costo para lograr el senado de California es de
10 millones de dólares y el promedio del país es de 4 millones de
dólares, donde el gasto bianual del Congreso es de 500 millones de
dólares. En las recién pasadas elecciones norteamericanas sólo en
las primarias Obama y Hilary Clinton gastaron más de 200 millones
de dólares.
En las elecciones dominicanas de 2008, se ha estimado que el costo
de la reelección presidencial podría estar entre los 5,000 o 6,000
millones de pesos, lo que quiere decir que nos estamos aproximando
a los costos de las elecciones norteamericanas.
El periodista Juan Bolívar Díaz, analizando las elecciones del
2008, indicó: “La institucionalidad democrática quedó destrozada
en la campaña electoral cuando el Presidente de la nación y el
candidato oficial de la reelección se fundieron en un uso sin
precedentes de recursos del Estado, sin que la Junta Central
Electoral pudiera siquiera formular un pronunciamiento de
censura. El clientelismo, el transfuguismo y el reparto del Estado
alcanzaron niveles históricos”. 2
Todo parece indicar que en las próximas elecciones
congresionales y municipales, los costos de las campañas serán
muy elevados, debido a que estas resultan claves tanto para el
PLD como para el PRD. El gobierno necesita mantener una
mayoría congresional, ya que para entonces le quedaran dos
años en el gobierno y precisa mantener una votación alta para
apuntalar hacia las elecciones del 2012.
2 Periódico Hoy, 28 de diciembre 2008
Por su parte el PRD, con Vargas Maldonado, le urge alcanzar una
importante ventaja electoral en estas próximas elecciones, para
competir con cierta holgura en las elecciones del 2012.
Si bien el movimiento social que viene conformándose desde fines
del año pasado no tiene posibilidades de competir en términos
electorales en el corto plazo, puede jugar un papel crítico
importante frente a la saturación económica de las campañas
electorales, la ausencia de propuestas, y el uso de los recursos
del Estado. Al mismo tiempo puede fortalecer instancias de
participación social para llenar el espacio de la oposición política
que han dejado vacío los partidos del nuevo sistema bipartidista,
desarrollando un nivel de propuestas interesantes para la
democratización del proceso electoral y de la sociedad en sentido
general.
La sociedad dominicana demanda un pensamiento alternativo que
permita aglutinar sectores importantes de las capas medias,
retomando la tradición importante que estas han tenido desde la
época de las luchas antitrujillista. Compactar y fortalecer el
movimiento de mujeres, potenciar la lucha de los jóvenes,
configurar redes de información, de comunicación y de propuesta
que permitan generar proyectos autónomos como fuente de una
nueva dinámica social. Coordinar las luchas barriales y regionales
con un sentido propositivo, que trascienda el espacio coyuntural.
Es importante lograr atraer de nuevo a los intelectuales a la
política, como un foco crítico que puede contribuir a reconocer las
dificultades, a corregir los errores del pasado, a proponer caminos
posibles, de lo contrario, podríamos caer presos del pragmatismo
negativo lleno de propuestas vacías de contenido.
La sociedad dominicana, sin una alternativa democrática a los
partidos tradicionales que sea capaz de combinar la movilización
social con la participación electoral en el mediano plazo, no tiene
futuro, debido la tendencia cada vez más acentuada al
conservadurismo, el anacronismo y la corrupción imperantes en el
nuevo bipartidismo del PLD y el PRD.
Si no se encuentran canales adecuados e innovadores para su
superación, estos fantasmas podrían seguir rondando como una
horrible pesadilla por mucho tiempo. Sólo la posibilidad de una
esperanza concreta, basada en prácticas institucionalizadas y
continuas, superadoras del cortoplacismo tradicional del
movimiento social, podrá abrir posibilidades a un cambio real para
la sociedad dominicana.
Nos encontramos en una situación parecida a la de Bolívar
cuando se vio obligado a cruzar los Andes en medio de un fuerte
invierno, por lo que expresó que el único camino que tenía era:
¡O inventamos o pereceremos!

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