(Articulo publicado en el periodico Clave Digital, el 31 de julio del 2009.)
Rosario Espinal
viernes, 31. julio del 2009.
Si la empresa (deficitaria) dona dinero a diestra y siniestra, es caritativamente mediática; si el gobierno acumula deudas con Venezuela, es una aventura mediática, y si le vende la mitad de la refinería, es también un requisito mediático
Si le gusta es mediático, y si no, también es mediático.
Si suben la luz, no la pague, es mediático; si hay quejas por los apagones, es una conspiración mediática; si el jefe nombra a sus familiares en cargos, es cariñosamente mediático.
Si la empresa (deficitaria) dona dinero a diestra y siniestra, es caritativamente mediática; si el gobierno acumula deudas con Venezuela, es una aventura mediática, y si le vende la mitad de la refinería, es también un requisito mediático.
Si la República Dominicana ocupa los peores lugares en las comparaciones educativas internacionales, es un complot mediático; si hay 50 estudiantes en las aulas, es precariedad mediática; si los maestros enseñan tres tandas, es glotonería mediática; si el gobierno viola la Ley de Educación porque nunca invierte el 4%, es una injuria mediática; si hay fraudes en las pruebas nacionales, es también mediático; y si el promedio de escolaridad dominicano es de sólo 7 años, no llegamos a ser mediáticos.
Si reforman la constitución para perpetuar la reelección, es una calumnia mediática; si duplican el número de artículos para no cumplirlos, es otra calumnia mediática; si restringen el derecho a la vida de las mujeres en el Artículo 30, la muerte es mediática; y si los hijos de indocumentados nacen, viven y mueren sin un acta de nacimiento, serán inmigrantes mediáticos.
Si miles de personas asisten a un concierto en protesta por la mentada cementera, es una campaña sucia mediática; si el evento no lo cubren los medios principales, es un engaño mediático; si las reseñas sólo aparecen en la blogósfera, es post-mediático; y si 80% de la población se opone a la instalación de la cementera, es producto de una gran distorsión mediática.
Si muchos funcionarios llegaron destartalados y ahora se ven rozagantes, es una percepción mediática; si adquirieron lujosas viviendas y yipetas, es otra calumnia mediática; si almuerzan y cenan en los restaurantes más caros, es envidia mediática; si aceptaron sobornos del sector privado, es un invento mediático; si asignan vehículo y chofer a la esposa y a la amante, son celos mediáticos.
Si los periodistas denuncian la corrupción, es un trastorno mediático; si la población se subleva para que arreglen las calles, es otro trastorno mediático; si caminan los peregrinos, es un show mediático; si hieren a periodistas, es un invento mediático; si la policía golpea jóvenes en los barrios, es una distorsión mediática; si la gente está descontenta con su situación de vida, es una confusión mediática; y si lo expresa en una encuesta, es una conspiración mediática.
Si el presidente viajó con un séquito al Medio Oriente, es mediático; si el país está alineado, pero el gobernante asistió a la cumbre de los no alineados, es también mediático; si regresó de su viaje y no informó al pueblo, ni a qué fue ni que trajo, ha sido un olvido mediático.
Si el gobierno dice que combate la corrupción, créanle, es mediático; si el presidente se reúne con los directores de medios en Palacio, es muy mediático ¿o no?; si degustan buenos vinos para que escriban editoriales y reportajes favorables, es mediático; si sirven filete para entretener los dientes, es mediático; si lo hacen con dinero del pueblo, es también mediático; si es para informar al pueblo, es una buena estrategia mediática; y si es para entretener al pueblo, es vilmente mediático.
A los que nunca mastican filete que no se enfaden: la miseria es producto de la imaginación mediática. Y si algo no fuera mediático, la oposición es culpable, aunque sea tan enclenque, que ni siquiera logra ser eficazmente mediática.
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