En día pasados recibí un mensaje por correo que trataré de de recordar y resumir para compartir con mis apreciados seguidores: Se trata de un padre que se reúne con su hijo para instruirle del daño que pueden causar las heridas que se le causan a los demás. El padre toma como ejemplo la puerta de madera de la entrada de la casa. A la pregunta de cómo se ve, el niño le responde que bien y muy bonita. El padre le sugiere tomar un martillo y 12 clavos y clavarlos en la madera de la puerta. El niño clava los clavos y el padre le pregunta, cómo se ve ahora. Muy mal le responde el hijo. Así son las heridas que les causamos a las personas.
Luego el padre le pide al niño sacar los clavos de la madera y este accede. Al concluir el niño le dice a su padre, pero ya no sirve, ha quedado con los hoyos de los clavos, a los que padre le responde, así son las heridas que les causamos a los demás, puedes enmendarlas con una exscusa, pero las cicatrices quedan para siempre, por eso te sugiero evitar causar heridas y ofensas a los demás, porque las mismas pueden causar daños imposibles de enmendar, como ocurrió con la puerta. ¿ QUE LES PARECES?
Este es un espacio plural que pretende compartir reflexiones, artículos, libros e imágenes sobre el "Ritmo" al que marcha la sociedad dominicana.
viernes, 31 de enero de 2014
Felicidades a todos los jovenes en su dia
Celebramos
hoy, 31 de enero, el Día Nacional de la Juventud. Ocasión que aprovechamos para
enviar un mensaje de esperanza a todos jóvenes. La juventud es una etapa de la
vida en que las personas realizan sueños de alanzar metas. Las superación
a través de los estudios, con apego a valores éticos y morales, constituye la vía
más expedita para alcanzar sus sueños. Adelante muchachos, en sus manos está el
futuro de esta sociedad. Reciban mis afectos y cariño. Felicidades en su día..
miércoles, 29 de enero de 2014
Licey gana la Corona 2013-14. Manny Acta arquitecto del exito azul
Finalmente los Tigres del Licey se alzaron con la Corona del
torneo Otoño-invernal de beisbol dominicano. Derrumbando todos los
pronostico, el equipo dirigido, por José Offerman derroto a los Leones en 8
partidos, lo que ha llenado de alegría a la gran fanaticada liceísta, que
durante los últimos 5 años había visto a su equipo descender su calidad y
mantenerse fuera de de la clasificación.
Manny Acta, quien tomo la rienda del conjunto, asumiendo el cargo de Gerente General, es sin dudas el arquitecto del éxito
del equipo, confeccionando un equipo competitivo y restableciendo la disciplina
y la mística, que durante los últimos años habían desaparecido en el
equipo. Además, fue notoria la incorporacion de jugadores nativos estelares y la contratación
de valiosos refuerzos que a la postre resultaron decisivo en la obtención del
campeonato.
El trabajo del dirigente Jose Oferman, tambien merece ser calificado como extraordinario e incribe su nombre en la historia del conjunto añil, al conquistar su segunda corona.
El trabajo del dirigente Jose Oferman, tambien merece ser calificado como extraordinario e incribe su nombre en la historia del conjunto añil, al conquistar su segunda corona.
Felicitaciones al equipo Licey, tanto su
directiva, a los jugadores y esa gran fanaticada. El Licey necesitaba esa
corona para levantar los alicaídos ánimos del equipo de mayor simpatía en la
pelota dominicana.
YO, COMO ES NATURAL, ME HE GOZADO ESTE
TRIUNFO.
domingo, 26 de enero de 2014
HOY CELEBRAMOS EL DIA DE DUARTE
“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.” Asi hablaba el patricio.
Es un dia oportuno para reflexionar sobre el momento que vive el pais, sin dar cabida al odios y la discriminacion; y afianzando el amor, la confraternidad y la solidaridad entre todos los dominicanos. Repito, entre todos los dominicanos
Es un dia oportuno para reflexionar sobre el momento que vive el pais, sin dar cabida al odios y la discriminacion; y afianzando el amor, la confraternidad y la solidaridad entre todos los dominicanos. Repito, entre todos los dominicanos
sábado, 25 de enero de 2014
Les regalo un fragmento de mi libro "Entre cardos y sombras"
http://www.scribd.com/doc/30488457/Sombras-Ultima-Version-Corregida
En ruta a casa
Cuando los demás pasajeros ocuparon los asientos que quedaban vacíos, el
autobús inició la marcha rumbo a la ciudad de Santiago. Eduard y Sonia se
mantenían sentados en la última butaca.
Eduard comprendió que se encontraba en una encrucijada, pues desde que
terminaron la preparatoria en la universidad, sólo veía a Sonia en forma
ocasional, aprovechando cada encuentro para decirle algunos piropos acerca de
su belleza y sus encantos. Ahora la tenía sentada a su lado para transitar una
ruta que le tomaría por lo menos dos horas, lo que le obligaba a tratar temas
con más formalidad, que cuando se juntaban en el centro de estudios. Tenía
presente la última vez que se juntaron y que él privando de listo la saludó
nombrándola como el “amor de su vida”, recibiendo de ella su merecido reproche.
El autobús estaba repleto de personas, la mayoría jóvenes, algunos eran
estudiantes conocidos de Eduard y Sonia. En la primera parte del recorrido,
cuando todavía estaban en la ciudad de Santo Domingo, todos los ocupantes se
mantenían en silencio, mirando por los cristales el fuerte patrullaje que se
mantenía a lo largo de la ruta: tropas excesivamente armadas, vehículos
blindados y de asalto recorrían lentamente las calles y avenidas; tanques de
guerra estacionados en lugares considerados estratégicos, y una ciudad
desolada, tensa y calmada, marcaban el
panorama que iban dejando atrás.
En la ruta, Eduard se sentía un poco
timorato y no sabía por dónde empezar a conversar con su amiga. Sin embargo
ella rompió el hielo preguntándole:
− ¿Hacia dónde tú vas?
−Voy a donde mis padres que viven en
Santa Elena. − Le contestó él.
− ¿Y tu amigo Roberto, dónde lo dejaste? −Agregó Sonia.
−Nos separamos hace alrededor de una hora. Se fue a su casa en Las Matas de
Farfán.
− ¿Y tú hacia dónde te diriges?, −le preguntó Eduard.
−Soy de Monte Cristi, mi papi me está esperando en Santiago, para irnos a
casa. Respondió Sonia. Y agregó:
−Mi padre siempre se opuso a que yo fuera a estudiar a la UASD, además de
que la considera peligrosa, dice que en ella se pierde demasiado tiempo.
−Él tiene razón, uno sabe cuando entra, pero no cuando va a terminar, -
amplió Eduard.
−Cuando papi me llamó esta mañana –prosiguió Sonia− lo primero que me dijo
fue que me prepare para que ingrese a una universidad privada. Pero a mi me
gusta la UASD.
−Pienso que debes escuchar a tus padres y si la universidad no se abre
rápido, tienes que hacer lo que ellos te sugieran.
Dialogaban de manera muy formal, mientras la guagua seguía rodando. En el
camino se encontraron con algunos puntos de chequeo, pero el señor que conducía
el vehículo al acercarse donde se realizaban los controles, les decía a los
pasajeros que no se preocuparan y se desmontaba a hablar con los militares, los
cuales les daban instrucciones de continuar, sin ser requisados.
Para tranquilidad de Eduard, el diálogo
con Sonia había tomado ese rumbo. Se mantenía al lado de su amiga
hábilmente sin mirarla a los ojos, aunque a veces la chequeaba de reojo. Temía
que ella lo enfocara con esos ojos penetrantes y que delatara su timidez.
Sentía que si se producía un cruce de miradas a la distancia que estaban uno de
otro, él iba a vibrar de emoción o
talvez de miedo y podría hacer algo
ridículo.
***
Al llegar a Bonao, el cobrador de la guagua comenzó a recorrer el pasillo
requiriéndoles el pago del pasaje a todos los ocupantes. Por su parte el chofer
dijo en voz alta y amenazante, para que
llegara al oído de todos:
−Me voy a detener diez minutos en “La Posada Cibaeña”. El que se pase de
ese tiempo, se queda. Yo no espero pasajeros.
El autobús detuvo la marcha y los pasajeros comenzaron a salir. Eduard y
Sonia que se encontraban en la última fila, se levantaron de sus asientos y
esperaron que los que estaban delante circularan por el angosto pasillo.
Cuando ya estaban afuera, caminaron juntos hacia el parador, pero antes de
llegar se separaron para entrar a los baños correspondientes a su género. El primero en salir del baño fue Eduard, pero
se detuvo a esperar a su amiga. A su llegada se dirigieron al mostrador del establecimiento.
−Yo invito, señaló ella, -interrumpiéndola él.
−No, yo te he invitado. ¿Qué deseas?
−reaccionó el joven.
−Sólo un refresco de naranja −le respondió Sonia.
Eduard pidió dos refrescos similares, que les fueron servidos en vasos
plásticos. Tomó uno y pasó el otro a su amiga. Pero antes de pagar le dijo a la
muchacha que les atendía que pusiera en dos fundas algunos dulces de leche y de frutas, así como
varias “canquiñas de listas”. Al recibir
las bolsas, le entregó una a Sonia, expresándole:
−Para que les lleve a tu madre y a los niños. Ellos siempre esperan algo
cuando uno regresa.
Sonia dio las gracias a su amigo y le dijo que le llevaría los dulces a su
madre y le diría que es un obsequio que le envió un amigo. Ella miró el reloj
que llevaba puesto, y expresó:
−Vamos, ya es hora, somos los últimos y tenemos que entrar de primero. −Y
se dirigieron al autobús para ocupar
nuevamente sus asientos.
Cuando abandonaban el
establecimiento escucharon la voz de un distribuidor de periódicos gritar:
“Desembarco Guerrillero en Azua”. Eduard giró rápidamente hacia donde se
encontraba el “canillita” y pudo ver el amplio titular del periódico El
Nacional, en letras rojas, tal como lo había pronunciado el distribuidor del
vespertino. Se produjo un caos alrededor
del distribuidor, ya que todos deseaban obtener un ejemplar. Eduard finalmente
logró obtener uno. Durante unos minutos se detuvo en la información relativa al
desembarco que decía: “Un grupo armado formado por ocho o nueve hombres
desembarcó anoche en una playa de la provincia de Azua, en el sur del país, a
unos 190 kilómetros de Santo Domingo”.
Los dos jóvenes ingresaron de nuevo a la guagua y juntos comenzaron a hojear el periódico.
Entre las principales informaciones que traía el vespertino se destacaba un
cable de la Agencia Francesa de Prensa (AFP) fechado en Santo Domingo con el
titulo: “Caamaño Dirigiría el Grupo” en el que se daba cuenta de que un “Un
grupo de guerrilleros al mando del ex coronel Francisco Caamaño, jefe de los
Rebeldes en la Revolución de 1965, desembarcó en la Costa Sur del país...”
También informaba que la Secretaría de
Estado de la Fuerzas Armadas había prometido emitir en las próximas horas un
comunicado “sobre el supuesto desembarco de guerrilleros en la Costa Sur del
país”.
El periódico comunicaba además sobre las operaciones militares que se
desarrollaban en la zona de San José de Ocoa, donde supuestamente se
encontraban los guerrilleros, así como de supuestos combates entre los
insurgentes y las fuerzas regulares. También comunicaba las medidas de
seguridad adoptadas por el gobierno en todo el territorio nacional.
Traía además, la información de que la residencia del profesor Juan Bosch,
presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), había sido ocupada por
un contingente militar, en momentos en que el líder opositor no se encontraba
en su casa. También informaba de allanamientos a las viviendas de la señora
Mirna Santos, viuda del asesinado
dirigente izquierdista Amín Abel Hasbún,
secretario general del Movimiento Popular Dominicano (MPD), la del doctor José Francisco Peña Gómez,
secretario general del PRD y la de don Luís Amiama Tió, uno de los dos
sobrevivientes del grupo que participó en el ajusticiamiento del dictador
Rafael Leonidas Trujillo, entre otras.
En una medida adoptada bajo el argumento de “preservar la paz y evitar la
alteración del orden público”, el gobierno dispuso la incautación, por parte de la Dirección de
Telecomunicaciones, de los cristales y la salida del aire de las emisoras Radio
ABC, Radio el Mundo de los Minas, Radio Mil, Radio Visión y Radio Continental.
Los medios intervenidos tenían como común denominador el hecho de que
transmitían los principales noticieros de radio a todo el país.
***
El autobús seguía rodando y los dos jóvenes proseguían comentando las
noticias que trajo el periódico. Sonia daba señales de agotamiento, y en un
momento expresó:
−Tengo sueño, estuve hasta tarde de la noche estudiando para un examen−, y
recostó la cabeza sobre el espaldar del asiento.
Minutos después, ya casi dormida, dejó caer la cabeza sobre el hombro derecho
de Eduard, quien la ayudó acomodarse. Recostada sobre él dormitó hasta que se
aproximaban a la ciudad de Santiago.
Eduard también intentó dormir, pero no pudo conciliar el sueño. Estaba
encantado con la fragancia del suave perfume que llevaba Sonia, que se esparcía por todo el espacio que
ocupaban. De vez en cuando la brisa arrojaba sobre su cara el suave y delicado
pelo de la muchacha, que ajena a lo que pensaba su amigo permanecía dormida.
La guagua continuaba el recorrido y Eduard decía para sí:
−Solamente Sonia con la seguridad y la confianza que tiene en sí misma, es capaz de dormirse sobre los
hombros de un tipo que le ha manifestado decenas de veces que ella es “el amor
de su vida”. Pero a seguidas reflexionaba y recordaba que para ella, él no era
más que “mucha espuma y poca cerveza” y con la torpeza que había demostrado,
todo parecía indicar que la muchacha
tenía toda la razón.
Finalmente Sonia se movió y separó la cabeza del hombro de Eduard.
−Gracias –le dijo– por haberme permitido descansar.
−Yo también dormí un ratito, −mintió Eduard, y añadió:
− ¿Qué soñaste?
−No soñé nada y tú −le respondió la muchacha.
−Yo soñé –dijo Eduard− que iba en una guagua acompañado de mi novia, que
ella dormía apoyada sobre mi hombro y que yo estaba como embrujado por el rico
olor de su perfume.
Por primera vez se miraron a los ojos y Eduard apreció el hechizo de unos
ojos grandes y brillantes que le hicieron sentir el palpitar del corazón. Él,
ya se sentía más suelto, quizás porque se aproximaban al final de la ruta; pero
estaba preparado para recibir una nueva reprimenda de la encantadora Sonia. Sin
embargo ella, muy calmada, sólo se
limitó a decirle: “oportunista”.
Se acercaban a la Terminal de
guaguas, donde ambos se separarían sin saber hasta cuándo. Existía la
posibilidad que ella no regresara a la universidad del Estado, tanto porque no
estaba claro cual sería el destino de la misma o por la presión de su padre que
no tenía interés en que Sonia continuara “perdiendo el tiempo” en esa casa de estudios.
La situación de Eduard era aún más incierta, sus padres no contaban con
medios para cubrirle los estudios en una universidad privada, y de mantenerse
la ocupación de su alma mater, simplemente su carrera de estudiante había
tocado a su fin.
Cuando la guagua se detuvo, los pasajeros comenzaron a salir con sus bultos
por el estrecho callejón. Los dos jóvenes se mantenían juntos y callados, como
si hubiesen agotado todas las palabras. Sonia iba delante y Eduard seguía
pegadito a ella, al ritmo que permitía
el atasco que se había formado en el pasillo.
Mientras salían, un señor, de piel negra, se arrimó por uno de los
cristales laterales del vehículo y pronunció el nombre de la muchacha.
−Hola Rigo: ¿y papi dónde está? −, le preguntó Sonia.
−Se quedó comprando en la ferretería y me envió a buscarte, pero ya hace
rato que estoy aquí. Debe estar desesperado.
−No te preocupes que ya llegué, nos vamos en seguida.
Una vez se encontraron fuera del vehiculo, Eduard y Rigo ayudaron a Sonia a cargar la maleta y otros
bultos que sacaron de la cajuela y los introdujeron en un carro Mercedes
Benz, que estaba estacionado en uno de
los parqueos de la Terminal, en el que Rigo había ido a recoger a la muchacha.
El conductor encendió el auto y Sonia y Eduard quedaron parados uno frente
al otro. Había llegado el momento de despedirse. Se abrazaron con mucha fuerza
y se besaron en las mejillas. Sonia no pudo disimular, mientras se dirigía al
lujoso auto y se introducía en el
asiento trasero, varias lágrimas brotaron de sus ojos y se deslizaron por la
pendiente de sus delicadas mejillas. Eduard sentía también deseo de llorar,
pero pudo contenerse ocultando la mirada. Cuando el auto iniciaba la marcha, se
detuvo por un instante, Sonia abrió el cristal de la puerta y le dijo a Eduard,
entregándole una tarjeta de presentación: “llámame a ese teléfono que yo
siempre estaré ahí”.
Eduard miró la tarjeta y comprobó que era de su padre y que el mismo era
ingeniero de profesión. Mientras el vehículo se iba alejando la muchacha
repetía: “esperaré tú llamada Eduard”. Él se quedó parado en medio del
estacionamiento de la Terminal, observando a su amiga alejarse y pensando si
tendrían oportunidad de volver a juntarse.
Pero la vida continuaría su ritmo, ahora él tenía que seguir su ruta hacia
Santa Elena, donde les esperaban sus padres, que de seguro estaban desesperados
por saber noticias de su hijo.
Se dirigió a un grupo de chóferes y buscones y le preguntó dónde podía
abordar un vehículo que lo llevara a Santa Elena. Uno de ellos se abalanzó sobre él, le
arrebató el bulto y lo condujo hacia
donde estaban estacionados los carros que cubrían la ruta hacia el
indicado pueblo.
En pocos minutos Eduard estaba montado en el auto que lo conduciría a su
destino. Pero ya en camino, el joven trajo a su mente que él no sabía
exactamente hacia dónde se dirigía, ya que sus padres apenas tenían un mes que
habían establecido residencia en ese
lugar.
Su familia la integraban don
Eduardo, su padre; doña Julia, su madre, y sus dos hermanas, Ana y Rosa. Él era el menor y además, el
único varón de los hijos del matrimonio.
Sus dos hermanas ya se habían casado. Ana, la mayor, vivía con sus hijos
en Canadá, casada con un ciudadano de ese país, y Rosa residía en la ciudad de Nueva York, junto a
su esposo e hijos.
Doña Julia se desempeñaba desde hacía alrededor de tres años como directora
del liceo secundario de Santa Elena; y su padre había sido jubilado, después de
ejercer el magisterio por más de treinta años.
Cuando transcurrió el período de las vacaciones de navidad, ambos
decidieron mudarse a vivir en Santa Elena, donde doña Julia pasaba cinco días
de la semana. Entregaron la casa que por años mantuvieron alquilada, lo que les
permitía mantenerse juntos y así reducir los gastos.
Don Eduardo, además de maestro compartía su tiempo como miembro de la Banda
de Música. Había establecido una escuela para impartir clases de guitarra a
jóvenes de la ciudad de Puerto Plata, donde
vivió por más de cincuenta años.
Al establecerse en su nuevo domicilio, don Eduardo hizo arreglos para
instalar su escuela en uno de los cuartos de la misma residencia que habían
alquilado para vivir. En el poco tiempo que llevaba en Santa Elena, ya tenía
varios jóvenes inscritos, los cuales le pagaban una cuota de cinco pesos
mensuales para recibir dos horas de
clase a la semana, lo que generaba algunos ingresos adicionales a los ochenta
pesos mensuales que recibía como pensión.
Su madre, como directora del liceo secundario, ya tenía varios años
viviendo en el poblado y gozaba de mucha consideración y aprecio de parte de la
gente de Santa Elena. Ella estaba feliz de que Eduardo se hubiese mudado para
vivir juntos en un pueblo por el que sentía gran afecto.
Eduard en todo el trayecto iba pensando cuál sería la situación que
encontraría en su nueva morada. Allí sólo conocía a sus padres. No sabía si
encontraría amigos con quienes compartir. Y si la situación se extendía por
mucho tiempo cuál iba a ser el destino de su vida. En fin, mientras el vehículo
avanzaba, una cadena de interrogantes iba ocupando el pensamiento de
Eduard. En el camino no hizo ningún
comentario, ni con el conductor del vehículo,
ni con ninguno de los pasajeros que le acompañaban.
lunes, 20 de enero de 2014
Tigres y Leones a la Serie Final
Lucha de fieras. Esta noche comienza la Serie Final del Torneo Invernal 2013-14. Al margen de que los Leones son los favoritos, seguro que será una gran serie como nos tienen acostumbrados estos 2 equipos. Seran unos dias de gran activismo, pues los equpos tienen fervientes fanaticadas. Yo estaré aupando a Licey. Y Ud.
sábado, 18 de enero de 2014
Los más votados para el CC del PLD, según el boletín 7
:
1. Sandra Abinader.
2. Alberto Holguín,
3. Sonia Agüero,
4. Luís Ramón Rodríguez Peña,
5. Omar Guevara,
6. Robert de la Cruz,
7. Radhamés Valenzuela ,
8. José Laluz,
9. Aracelis Medina Sánchez .
10.
Miguel Mercedes,
11.
Rufino Acosta,
12.
Dr. Alberto Díaz,
13.
Yomaris Saldaña
14.
, Nicolás Calderón,
15.
Iris Guaba,
16.
Armando García,
17.
Milciades Medina,
18.
Mayobanex Martínez ,
19.
Antonio Vargas,
20.
Enriquillo Matos
21.
, José Saldaña
22.
Alberto Perdomo ,
23.
Gustavo Canó,
24.
Rafael Germosén ,
25.
Luís Armado Asunción Álvarez,
26.
Alexis Lantigua ,
27.
Jean Alain
Rodríguez,
28.
Héctor Andujar,
29.
Amaury Romero Luperón,
30.
Rafaela Onesima Nova,
31.
Julio César Buge Pinales
32.
Sofía Azcona,
33.
Irma Abad,
34.
Rosanna Altagracia Montilla Espinal,
35.
Nancy Sánchez,
36.
Rosa Castro y
37.
Claritza de la Cruz
Fragmento de mi libro "La furza de los debiles"
32-La Muerte de la Vieja Fato. Choque de Creencias
Uno de los problemas más controversiales que se nos presentaba a los muchachos evangélicos, era cuando salíamos al pobladito a hacer un mandado o cuando íbamos a la escuela. Los demás muchachos e incluso personas mayores, cuando nos veían se persignaban y hacían una cruz con los dos dedos índices y luego la besaban y volvían a persignarse. Pues en la comarca se decía que “los convertíos le temen a la cruz” y muchas otras cosas más que eran parte de las creencias y prácticas que la mayoría de la gente profesaba.
Un acontecimiento que produjo una diferenciación entre protestantes y católicos, fue la muerte de mi abuela, la vieja Fato, en el año 1961. Todavía estando grave, me enviaron a Imbert a buscar al pastor Félix Pereira para que encabezara las ceremonias de los funerales. Partí aproximadamente a las dos de la tarde en un caballo muy veloz, de mi padrino Emilio Rosario, que vivía en el Jamo de Altamira y que estaba casado con mi madrina, Martha, hija de Fato y hermana de mamá. Cuando llegué a Imbert me informaron que el pastor no se encontraba y que estaba en el Jamo, precisamente en la casa de Emilio Rosario. Por lo que me vi precisado a dar marcha atrás y regresar a la casa de mi abuela.
Cuando llegué ya era de noche y abuela estaba muerta, vestida de blanco en un ataúd en medio de la sala. Las paredes estaban cubiertas con sábanas también blancas y en una pequeña mesa, cubierta con una manta, había una Biblia grande abierta. No había velas encendidas y tampoco se estaba rezando, como era común cuando morían personas en el lugar. Era la primera vez que ocurría un hecho de esta naturaleza, por lo que hasta nosotros resultamos sorprendidos de lo que estaba ocurriendo.
Los bancos y las sillas de los vecinos estaban en la sala de la casa y en el amplio patio. Había una gran cantidad de familiares y amigos, los más cercanos lloraban y otros se mostraban alarmados y murmuraban entre sí, sorprendidos por lo extraño que resultaba el panorama que se daba alrededor del “altar” en donde se encontraba la difunta.
Algunos conocidos rezadores, habían llegado al velorio con su rosario a mano, listos para comenzar a rezar el “Padre Nuestro”, las “Avemarías”, las “Salves” y demás letanías que acostumbraban decir en situaciones similares. Se indignaban al enterarse que mientras la difunta agonizaba, no hubo nadie presente, para rezarle el “Credo” que le ayudaría a despedirse de este mundo y encontrar el camino despejado en su viaje a la eternidad.
En medio de esa confusión se produjo la llegada de Julio Medina, uno de los hijos. Éste había acumulado una gran cantidad de velas y velones, fabricados con cera de abeja y las tenía guardadas en una cantara o lata, durante mucho tiempo, para cuando se presentara esa ocasión. Al encontrar que no las habían encendido, protestó enérgicamente y amenazó con instalar un altar en su casa y no volver más a los funerales, si no le prendían las velas a su madre.
Frente a la situación presentada, los familiares evangélicos de la difunta, optaron por permitirle que encendiera sus velas. Los católicos apoyaron la actitud de Julio y comentaban satisfechos el triunfo que habían obtenido. Sin embargo, como Julio por lo general no se encontraba en la casa, debido a que era un asiduo jugador de tabernas, cuando las velas se consumían, ninguno de los parientes las reemplazaba y se mostraban indiferentes. Parecía que no se daban por enterado de lo ocurrido. Cuando Julio volvía y se acercaba al altar, colocaba sus velones y velas, no sin antes exteriorizar sus quejas por lo que entendía era un sacrilegio.
Cuando di la noticia de que no encontré al pastor, inmediatamente me enviaron en la burra a Río Grande, a buscar los evangélicos de allá. También mandaron a Josué al Jamo, en la yegüita que teníamos, para que trajera al pastor Félix Pereira y a los demás familiares de la difunta que vivían en ese lugar. La presencia del pastor y de otros evangélicos era imprescindible para dirigir las ceremonias, debido a que de los presentes, los que podían hacerlo, eran “dolientes” y estaban muy afectados por la muerte de abuela.
Partimos a cumplir con la responsabilidad que nos habían encomendado. Yo tenía trece años, Josué tenía quince. Nos miramos con incertidumbre y emprendimos la ruta cada uno en su dirección. Ambos teníamos fijo el cadáver que habíamos dejado en la caja o ataúd y venían a nuestro recuerdo las muchas historias de muertos que habíamos escuchado.
El camino que me tocaba recorrer era más corto y menos tortuoso que el que esperaba a Josué, quien tenía que atravesar la loma de la Prieta, pasando espesos bosques y oscuros arroyos. A él le esperaba juntarse y regresar con los primos y con Félix, lo que era un incentivo para realizar el viaje, pues nos encantaba juntarnos con ellos, porque nos enseñaban cosas que nosotros no sabíamos, como por ejemplo, nos contaban películas, hablaban de aviones, marcas de automóviles, etc. etc..
Yo por lo menos tenía definida la estrategia que pondría en práctica para enfrentar el miedo, si éste se me presentara. Acudiría, como era costumbre, a los Salmos que me sabía de memoria. Pienso que en el trayecto acudí a ellos decenas de veces.
Recuerdo que cuando me arrimaba a "El Alto de La Atravesada”, escuché el zumbido de los vientos que chocaban en los bosques que conforman la llamada “Breña” y ya cuando me encontraba en la cima, una ligera brisa fría me azotó por la espalda. De repente, “la piel se me engranujó”37 y “se me engrifó el pelo” .Comenzaba a repetir en la mente el salmo 91: “El que habita al abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del omnipotente...”. Cuando sentí la brisa, de repente caí sin pensarlo en el salmo 23: “Jehová es mi pastor, nada me faltará.....” recibiendo nuevos impulsos y así continué la ruta sobre mi burra.
Cuando llegué a Río Grande, ya las personas que fui a buscar habían salido para el velorio, tomando un camino diferente al que yo había seguido. No me quedó otra alternativa que dar marcha atrás para regresar al velorio, pero cuando ya estaba en la ruta de vuelta, me encontré con papá que se disponía a partir y me acompañó en el viaje de regreso.
En el camino no hubo mucha conversación. Yo cabalgaba delante sobre mi animal y papá nos seguía a pie con una linterna alumbrando el oscuro sendero. Solamente recuerdo que al pasar por una pulpería en La Atravesada, me preguntó si quería algo de comer. Le respondí afirmativamente y entonces entró al negocio y me compró un "bombón”38, un pedazo de queso y una malta morena. Comí con mucho apetito ese manjar, ya que no había injerido prácticamente nada durante todo el día y era alrededor de las nueve de la noche.
Cuando llegamos al velorio, los “hermanos” de Río Grande habían tomado el control de la ceremonia religiosa. Cantaban himnos y coros, leían la Biblia, y predicaban exhortando a los presentes a arrepentirse de sus pecados. A eso de la media noche, llegó Josué, acompañado de los primos y del pastor Félix Pereira, quien se incorporó de inmediato a la conducción de los actos religiosos.
Al día siguiente, en el momento en que procedían a sacar el ataúd, se produjo otra extraña situación: Resulta que una señora que se había pasado toda la mañana sentada en un banco, sin decir una palabra, comenzó a producir unos extraños gestos, dando unos saltitos, moviéndose de los hombros hacia arriba y estirando las piernas. Mucho de los presentes, comenzaron a colocarse a su alrededor, pues a la señora se le conocía como experta en “montarse”39.
La señora continuaba con sus movimientos y tratando de pronunciar algunas palabras, siendo sostenida por varios hombres. Una voz masculina, que no pude identificar dijo: “Déjenla que la difunta quiere decir algo”. Se habló de que la señora era “el caballo” y que estaba “poseída” por el espíritu de mi abuela.
Yo realmente, estaba asombrado y sentía algo de miedo, hasta que de repente, los evangélicos que estaban en la sala, salieron acompañando el féretro, coparon el patio, quizás ajeno a lo que allí estaba ocurriendo y comenzaron a entonar una canción que decía: Meditad en que hay un hogar. En la margen del río de luz. Donde van para siempre a gozar. Los creyentes en Cristo Jesús. Más allá, más allá. Meditad en que hay un hogar...
En medio de la interpretación de la canción, el sepelio se alejó y la señora que estaba “poseída” también desapareció del escenario, quedando yo con la inquietud de no haber podido enterarme, qué era lo que quería decir mi abuela.
Durante los siguientes nueve días se llevaron a cabo cultos todas las noches. El altar permaneció instalado durante ese periodo al igual que como era la tradición católica. La diferencia radicaba en que no se encendían velas y que en lugar de rezos por el alma de la difunta, se pronunciaban prédicas en las que se hacia alusión a la necesidad de buscar el perdón de dios en vida.
Los vecinos llegaban con sus aportes, consistentes en paquetes de azúcar y café, así como botellas de gas para alimentar las lámparas para el alumbrado. Unos llevaban dinero en efectivo para ayudar a cubrir los gastos, y otros enviaban víveres para la comida de los dolientes. Todas las noches se brindaba café t tizanas a los visitantes.
El día de la vela asistió una gran concurrencia, integrada por los familiares, vecinos y evangélicos procedentes de Imbert, Altamira, guananico, Santiago y todas las comunidades vecinas en que existían iglesias. Ese día se preparó un almuerzo para todos los presentes. Las mujeres competían entre si cual cocinaba mejor su paila de arroz, y las habichuelas se prepararon en un caldero gigante que le llamaban “el fondo de Juan Parra”, en honor al nombre de su propietario.
A la hora de servir el almuerzo, los platos fueron colocados en hileras sobre tablas, que los convidados iban tomando en forma ordenada. Las cucharas se tornaron insuficientes y tío Gero cortaba pencas de mayas y luego de quitarles las espinas dividia en pedazos cortados en forma ovalada en uno de los extremos, y los repartía a aquellos que no alcanzaron cuchara.
Cuando pasaron los funerales de abuela, las bromas e injurias contra nosotros se acentuaron, cada vez eran más las señales y expresiones de satanización que recibíamos de niños y de personas mayores. Como consecuencia de esas bromas fueron muchas las peleas que nos tocó librar. Pues aunque conocíamos la enseñanza del maestro a sus discípulos, cuando les sugería: “Al que te hiera la mejilla derecha, preséntale también la izquierda... ", esto no aplicaba para nosotros. No fueron pocos los muchachos que tuvieron que arrepentirse por utilizar semejantes bromas.
Uno de los problemas más controversiales que se nos presentaba a los muchachos evangélicos, era cuando salíamos al pobladito a hacer un mandado o cuando íbamos a la escuela. Los demás muchachos e incluso personas mayores, cuando nos veían se persignaban y hacían una cruz con los dos dedos índices y luego la besaban y volvían a persignarse. Pues en la comarca se decía que “los convertíos le temen a la cruz” y muchas otras cosas más que eran parte de las creencias y prácticas que la mayoría de la gente profesaba.
Un acontecimiento que produjo una diferenciación entre protestantes y católicos, fue la muerte de mi abuela, la vieja Fato, en el año 1961. Todavía estando grave, me enviaron a Imbert a buscar al pastor Félix Pereira para que encabezara las ceremonias de los funerales. Partí aproximadamente a las dos de la tarde en un caballo muy veloz, de mi padrino Emilio Rosario, que vivía en el Jamo de Altamira y que estaba casado con mi madrina, Martha, hija de Fato y hermana de mamá. Cuando llegué a Imbert me informaron que el pastor no se encontraba y que estaba en el Jamo, precisamente en la casa de Emilio Rosario. Por lo que me vi precisado a dar marcha atrás y regresar a la casa de mi abuela.
Cuando llegué ya era de noche y abuela estaba muerta, vestida de blanco en un ataúd en medio de la sala. Las paredes estaban cubiertas con sábanas también blancas y en una pequeña mesa, cubierta con una manta, había una Biblia grande abierta. No había velas encendidas y tampoco se estaba rezando, como era común cuando morían personas en el lugar. Era la primera vez que ocurría un hecho de esta naturaleza, por lo que hasta nosotros resultamos sorprendidos de lo que estaba ocurriendo.
Los bancos y las sillas de los vecinos estaban en la sala de la casa y en el amplio patio. Había una gran cantidad de familiares y amigos, los más cercanos lloraban y otros se mostraban alarmados y murmuraban entre sí, sorprendidos por lo extraño que resultaba el panorama que se daba alrededor del “altar” en donde se encontraba la difunta.
Algunos conocidos rezadores, habían llegado al velorio con su rosario a mano, listos para comenzar a rezar el “Padre Nuestro”, las “Avemarías”, las “Salves” y demás letanías que acostumbraban decir en situaciones similares. Se indignaban al enterarse que mientras la difunta agonizaba, no hubo nadie presente, para rezarle el “Credo” que le ayudaría a despedirse de este mundo y encontrar el camino despejado en su viaje a la eternidad.
En medio de esa confusión se produjo la llegada de Julio Medina, uno de los hijos. Éste había acumulado una gran cantidad de velas y velones, fabricados con cera de abeja y las tenía guardadas en una cantara o lata, durante mucho tiempo, para cuando se presentara esa ocasión. Al encontrar que no las habían encendido, protestó enérgicamente y amenazó con instalar un altar en su casa y no volver más a los funerales, si no le prendían las velas a su madre.
Frente a la situación presentada, los familiares evangélicos de la difunta, optaron por permitirle que encendiera sus velas. Los católicos apoyaron la actitud de Julio y comentaban satisfechos el triunfo que habían obtenido. Sin embargo, como Julio por lo general no se encontraba en la casa, debido a que era un asiduo jugador de tabernas, cuando las velas se consumían, ninguno de los parientes las reemplazaba y se mostraban indiferentes. Parecía que no se daban por enterado de lo ocurrido. Cuando Julio volvía y se acercaba al altar, colocaba sus velones y velas, no sin antes exteriorizar sus quejas por lo que entendía era un sacrilegio.
Cuando di la noticia de que no encontré al pastor, inmediatamente me enviaron en la burra a Río Grande, a buscar los evangélicos de allá. También mandaron a Josué al Jamo, en la yegüita que teníamos, para que trajera al pastor Félix Pereira y a los demás familiares de la difunta que vivían en ese lugar. La presencia del pastor y de otros evangélicos era imprescindible para dirigir las ceremonias, debido a que de los presentes, los que podían hacerlo, eran “dolientes” y estaban muy afectados por la muerte de abuela.
Partimos a cumplir con la responsabilidad que nos habían encomendado. Yo tenía trece años, Josué tenía quince. Nos miramos con incertidumbre y emprendimos la ruta cada uno en su dirección. Ambos teníamos fijo el cadáver que habíamos dejado en la caja o ataúd y venían a nuestro recuerdo las muchas historias de muertos que habíamos escuchado.
El camino que me tocaba recorrer era más corto y menos tortuoso que el que esperaba a Josué, quien tenía que atravesar la loma de la Prieta, pasando espesos bosques y oscuros arroyos. A él le esperaba juntarse y regresar con los primos y con Félix, lo que era un incentivo para realizar el viaje, pues nos encantaba juntarnos con ellos, porque nos enseñaban cosas que nosotros no sabíamos, como por ejemplo, nos contaban películas, hablaban de aviones, marcas de automóviles, etc. etc..
Yo por lo menos tenía definida la estrategia que pondría en práctica para enfrentar el miedo, si éste se me presentara. Acudiría, como era costumbre, a los Salmos que me sabía de memoria. Pienso que en el trayecto acudí a ellos decenas de veces.
Recuerdo que cuando me arrimaba a "El Alto de La Atravesada”, escuché el zumbido de los vientos que chocaban en los bosques que conforman la llamada “Breña” y ya cuando me encontraba en la cima, una ligera brisa fría me azotó por la espalda. De repente, “la piel se me engranujó”37 y “se me engrifó el pelo” .Comenzaba a repetir en la mente el salmo 91: “El que habita al abrigo del altísimo, morará bajo la sombra del omnipotente...”. Cuando sentí la brisa, de repente caí sin pensarlo en el salmo 23: “Jehová es mi pastor, nada me faltará.....” recibiendo nuevos impulsos y así continué la ruta sobre mi burra.
Cuando llegué a Río Grande, ya las personas que fui a buscar habían salido para el velorio, tomando un camino diferente al que yo había seguido. No me quedó otra alternativa que dar marcha atrás para regresar al velorio, pero cuando ya estaba en la ruta de vuelta, me encontré con papá que se disponía a partir y me acompañó en el viaje de regreso.
En el camino no hubo mucha conversación. Yo cabalgaba delante sobre mi animal y papá nos seguía a pie con una linterna alumbrando el oscuro sendero. Solamente recuerdo que al pasar por una pulpería en La Atravesada, me preguntó si quería algo de comer. Le respondí afirmativamente y entonces entró al negocio y me compró un "bombón”38, un pedazo de queso y una malta morena. Comí con mucho apetito ese manjar, ya que no había injerido prácticamente nada durante todo el día y era alrededor de las nueve de la noche.
Cuando llegamos al velorio, los “hermanos” de Río Grande habían tomado el control de la ceremonia religiosa. Cantaban himnos y coros, leían la Biblia, y predicaban exhortando a los presentes a arrepentirse de sus pecados. A eso de la media noche, llegó Josué, acompañado de los primos y del pastor Félix Pereira, quien se incorporó de inmediato a la conducción de los actos religiosos.
Al día siguiente, en el momento en que procedían a sacar el ataúd, se produjo otra extraña situación: Resulta que una señora que se había pasado toda la mañana sentada en un banco, sin decir una palabra, comenzó a producir unos extraños gestos, dando unos saltitos, moviéndose de los hombros hacia arriba y estirando las piernas. Mucho de los presentes, comenzaron a colocarse a su alrededor, pues a la señora se le conocía como experta en “montarse”39.
La señora continuaba con sus movimientos y tratando de pronunciar algunas palabras, siendo sostenida por varios hombres. Una voz masculina, que no pude identificar dijo: “Déjenla que la difunta quiere decir algo”. Se habló de que la señora era “el caballo” y que estaba “poseída” por el espíritu de mi abuela.
Yo realmente, estaba asombrado y sentía algo de miedo, hasta que de repente, los evangélicos que estaban en la sala, salieron acompañando el féretro, coparon el patio, quizás ajeno a lo que allí estaba ocurriendo y comenzaron a entonar una canción que decía: Meditad en que hay un hogar. En la margen del río de luz. Donde van para siempre a gozar. Los creyentes en Cristo Jesús. Más allá, más allá. Meditad en que hay un hogar...
En medio de la interpretación de la canción, el sepelio se alejó y la señora que estaba “poseída” también desapareció del escenario, quedando yo con la inquietud de no haber podido enterarme, qué era lo que quería decir mi abuela.
Durante los siguientes nueve días se llevaron a cabo cultos todas las noches. El altar permaneció instalado durante ese periodo al igual que como era la tradición católica. La diferencia radicaba en que no se encendían velas y que en lugar de rezos por el alma de la difunta, se pronunciaban prédicas en las que se hacia alusión a la necesidad de buscar el perdón de dios en vida.
Los vecinos llegaban con sus aportes, consistentes en paquetes de azúcar y café, así como botellas de gas para alimentar las lámparas para el alumbrado. Unos llevaban dinero en efectivo para ayudar a cubrir los gastos, y otros enviaban víveres para la comida de los dolientes. Todas las noches se brindaba café t tizanas a los visitantes.
El día de la vela asistió una gran concurrencia, integrada por los familiares, vecinos y evangélicos procedentes de Imbert, Altamira, guananico, Santiago y todas las comunidades vecinas en que existían iglesias. Ese día se preparó un almuerzo para todos los presentes. Las mujeres competían entre si cual cocinaba mejor su paila de arroz, y las habichuelas se prepararon en un caldero gigante que le llamaban “el fondo de Juan Parra”, en honor al nombre de su propietario.
A la hora de servir el almuerzo, los platos fueron colocados en hileras sobre tablas, que los convidados iban tomando en forma ordenada. Las cucharas se tornaron insuficientes y tío Gero cortaba pencas de mayas y luego de quitarles las espinas dividia en pedazos cortados en forma ovalada en uno de los extremos, y los repartía a aquellos que no alcanzaron cuchara.
Cuando pasaron los funerales de abuela, las bromas e injurias contra nosotros se acentuaron, cada vez eran más las señales y expresiones de satanización que recibíamos de niños y de personas mayores. Como consecuencia de esas bromas fueron muchas las peleas que nos tocó librar. Pues aunque conocíamos la enseñanza del maestro a sus discípulos, cuando les sugería: “Al que te hiera la mejilla derecha, preséntale también la izquierda... ", esto no aplicaba para nosotros. No fueron pocos los muchachos que tuvieron que arrepentirse por utilizar semejantes bromas.
miércoles, 15 de enero de 2014
El Papa denuncia a los cristianos corruptos
Cuando leía en esta semana las palabras del Papa Francisco
denunciando a los cristianos corruptos que se aprovechan de los privilegios, me detuve a hacer algunas reflexiones, entre ellas, la influencia del
cristianismo en nuestra sociedad, y llegue a la conclusión que por aquí hay
muchas gentes que practican un “cristianismo raro”, que bien podría encajar en
la preocupación del Papa.
Y pensaba en una sociedad como Japón en donde el
Budismo y Sintoísmo son las religiones predominantes, uno puede observar el apego de
su gente a valores que no dejan duda de
que se actúa en base a principios que cohesionan el comportamiento de todos.
Si en nuestra sociedad, todos los que dicen ser
cristianos aplicaran los códigos de conductas de esa doctrina, no me cabe duda
que tendríamos una mejor sociedad. Pero no, lo que se da en gran medida es la asunción
de poses, que a decir verdad me da la impresión que se corresponden con lo expresado
por el Papa:, cuando se refiere a la "figura del cristiano
corrupto".
En mi reflexion me viene a la memoria este pasaje que aprendi cuando era un niño, en el seno de mi familia: "Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces". Mateo 7:15
Creo que ahi podemos encontrar algunas respuestas.
En mi reflexion me viene a la memoria este pasaje que aprendi cuando era un niño, en el seno de mi familia: "Cuídense de los falsos profetas, que vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces". Mateo 7:15
Creo que ahi podemos encontrar algunas respuestas.
sábado, 11 de enero de 2014
Alex Rodrigues es suspendido por 162 juegos
.
El tercera base de
los Yanquis de Nueva York, Alex Rodríguez
conoció el veredicto de un juez de arbitraje que le reduce de 211 a 162
juegos la suspensión por dopaje impuesta a mediados del año pasado.
El fallo
del árbitro Fredric Horowitz, divulgado el sábado, implica que el estelar jugador
de origen dominicano, se perderá toda la temporada de 2014.
Rodríguez
rechazó la decisión del árbitro y prometió recurrir a una instancia federal
para revocar la sanción, vinculada a la trama de dopaje de la clínica
Biogenesis en el sur de Florida. Alex RodrÍguez tenía un salario garantizado con el equipo de Nueva York por un
total de U$26 millones para la temporada 2014, de los cuales no recibirá
ni un centavo de ser aplicada la sanción impuesta por el juez.
viernes, 10 de enero de 2014
jueves, 9 de enero de 2014
Maddux, Glavine y Tomas al Salon de la Fama. Castigan a Sosa, Bonds y Clemens
Greg Maddux, Tom Glavine y Frank Thomas al Salón de la Fama. Castigan
a Sosa, Bonds Clemens. El dominicano Sammy Sosa sacó 41 votos para un 7.2 por
ciento, donde tuvo una gran reducción con relación al 2013, año en que su
porcentaje fue de 12.5. En tanto que Clemens declinó de 37,6 a 35,4; y Bonds
bajó de 36,2 a 34,7. También recibieron bajas votaciones Mark McGwire que bajó de
16,9 a 11.0 y el cubano Palmeiro, que quedó descartado para futuras
votaciones. Recibió 25 votos y su 4,4 le dejó por debajo del 5 por ciento
mínimo necesario para seguir siendo elegible.
El mensaje está claro, los jugadores que
están ligados al tema de las sustancias prohibidas, tendrán dificultades por
ahora para llegar al Salón de los Inmortales. JUSTO O INJUSTO, DEPENDE DE LA
OPTICA CON QUE SE MIRE.
miércoles, 8 de enero de 2014
Primera ronda del Dialogo: Declaración conjunta entre el gobierno de Haití y el gobierno de RD
A continuación el texto íntegro del acuerdo suscrito por las partes:
Declaración conjunta entre el gobierno de Haití y el gobierno de RD
Representantes de los gobiernos de Haití y República Dominicana efectuaron hoy martes, 7 de enero de 2014 la primera reunión conjunta en la ciudad fronteriza de Juana Méndez, como continuación al diálogo iniciado por los presidentes Danilo Medina y Michel Martelly en la hermana República Bolivariana de Venezuela, durante la Segunda Reunión Especial de la Cumbre Alba-Petrocaribe.
Declaración conjunta entre el gobierno de Haití y el gobierno de RD
Representantes de los gobiernos de Haití y República Dominicana efectuaron hoy martes, 7 de enero de 2014 la primera reunión conjunta en la ciudad fronteriza de Juana Méndez, como continuación al diálogo iniciado por los presidentes Danilo Medina y Michel Martelly en la hermana República Bolivariana de Venezuela, durante la Segunda Reunión Especial de la Cumbre Alba-Petrocaribe.
Ambos países coincidieron en calificar como “histórico” el diálogo franco que mantuvieron y los avances logrados en la búsqueda de soluciones conjuntas.
En dicho encuentro se definió la metodología de trabajo y la programación de los temas que serán tratados en las futuras reuniones encaminadas a avanzar en la agenda conjunta de ambas naciones. Se acordó también que las reuniones ordinarias se efectuarán los primeros lunes de cada mes, alternando las sedes en cada país.
La próxima reunión está prevista para el tres de febrero y tendrá lugar en territorio dominicano.
En la reunión fue reafirmado el interés mutuo de invitar a representantes de la República Bolivariana de Venezuela, de la Unión Europea, la ONU, y del Caricom para participar en las diversas reuniones en calidad de observadores. Estos podrán hacer recomendaciones durante el diálogo además de brindar su experiencia en los varios temas a ser tratados. Asimismo, se decidió invitar a las reuniones, en calidad de observadores, a representantes de las organizaciones empresariales de cada país, que desde hace meses han sostenido encuentros formales.
Ambos países decidieron en esa reunión, la reactivación de la Comisión Mixta Bilateral, para darle seguimiento a los acuerdos que se alcance en este diálogo de alto nivel, así como para hacer efectivos otros acuerdo alcanzados con anterioridad.
Buena parte de la reunión se dedicó a hablar del tema migratorio. Ambos países coincidieron en señalar que el diálogo en este sentido, que se desarrolló en un tono de serenidad y respeto mutuo, fue “franco, constructivo y esclarecedor”.
Reconociendo el derecho soberano de RD para determinar su política migratoria y las reglas para el otorgamiento de la nacionalidad, Haití solicitó garantías de que se tomarán medidas concretas para salvaguardar los derechos básicos de las personas de origen haitiano. La parte dominicana ratificó estas garantías.
Además, el gobierno dominicano anunció que en las próximas semanas se avanzará en una legislación adicional, para dar respuestas a todos los casos no contemplados en el Plan de Regularización.
En cualquier caso, ambos países coincidieron en que el tema no se agotaría en esta reunión y sería tratado nuevamente en el próximo encuentro.
También coincidieron en la necesidad de regular la situación de los trabajadores temporeros. La parte dominicana anunció que el Consejo Nacional de Migración aprobó la semana pasada un programa de dotación de visas de trabajadores temporeros y la parte haitiana se comprometió a expedir pasaportes a dichos trabajadores para poder completar el trámite.
Haití presentó una preocupación adicional respecto a los requisitos existentes en la legislación migratoria dominicana que obligan a estudiantes haitianos en centros educativos de ese país (RD) a retornar a Haití cada tres meses para renovar sus visas de estudiantes. La delegación dominicana accedió a evaluar esta solicitud.
Por otra parte, y por el interés común de lograr relaciones fronterizas efectivas, armoniosas y ordenadas, ambos países reafirmaron su interés en organizar y regularizar los mercados binacionales que se desarrollan en distintos puntos fronterizos. Para ello, las aduanas de ambos países conversarán para concretar un acuerdo que permita la organización de dichos mercados. En este sentido, República Dominicana ofreció su total colaboración a Haití en materia aduanera. De la misma forma, se mencionó y agradeció la colaboración ofrecida por la Unión Europea en este sentido.
Ambos gobiernos acordaron impulsar medidas de reciprocidad comercial para permitir el ingreso sin demora de productos en los mercados de ambos países.
Las autoridades agropecuarias de ambos países seguirán colaborando con la finalidad de intercambiar información y decidir las medidas que correspondan para mantener una adecuada relación interinstitucional.
Además, ambos países se comprometieron a seguir estudiando diferentes posibilidades para mejorar los intercambios comerciales y aduaneros, así como explorar nuevos acuerdos en estos ámbitos.
Igualmente, se decidió que las autoridades de Medioambiente de ambos países amplíen su colaboración con la finalidad de lograr un programa masivo de reforestación, especialmente en la zona fronteriza.
Finalmente, las instituciones de seguridad, persecución e inteligencia de ambos países, acordarán protocolos que permitan combatir conjuntamente el crimen organizado, el narcotráfico y la delincuencia internacional.
Participaron en la reunión: por la República de Haití, Laurent Lamothe, primer ministro; Pierre Richard Casimir, ministro de Relaciones Exteriores; David Bazile, ministro de Interior y las autoridades locales. También, Wilson Lalelau, ministro de Comercio y Nesmy Manigat, asesor del primer ministro.
Por República Dominicana: Gustavo Montalvo, ministro de la Presidencia; José Ramón Fadul, ministro de Interior y Policía; José del Castillo, ministro de Industria y Comercio; César Pina Toribio, consultor jurídico del Poder Ejecutivo, y José Manuel Trullols, vicecanciller y canciller en funciones.
Asistieron en calidad de observadores, Verónica Guerrero, representante de Venezuela; Mario Caivano, de la Unión Europea; Peter De Clerq, representante del PNUD, y Collin Granderson, representante del Caricom.
En Juan Méndez, 7 de enero 2014, en dos ejemplares originales, en los idiomas español y francés, siendo ambos textos igualmente auténticos.
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