Este es un espacio plural que pretende compartir reflexiones, artículos, libros e imágenes sobre el "Ritmo" al que marcha la sociedad dominicana.
martes, 30 de junio de 2009
Honremos al profesor Bosch
Y que bueno que las nuevas generaciones tengan la oportunidad de conocer el legado histórico de este hombre, en medio de un ambiente como el que nos arropa, en que las ambiciones y la búsqueda de enriquecimiento a cualquier costo, rompen los límites de la prudencia y amenazan con arrastrar la sociedad dominicana hacia un despeñadero de consecuencias insospechadas.
Hoy todos quieren enaltecer a Bosch, incluyendo algunos que en vida les adversaron con odio, construyendo infamias para desnortarlo, y ahora pretenden presentarse como sus discípulos. Otros que fueron sus compañeros y aliados, en la práctica se han separados de sus enseñanzas con actuaciones bochornosas.
El mejor ejemplo de honrar Bosch es seguir su ejemplo. Una buena oportunidad para demostrar que somos sus seguidores, podría ser impulsando las transformaciones que él fue capaz de sostener cuando propició la reforma constitucional de 1963, la cual transcurrido más de 45 años, todavía es considerada como la más democrática y avanzada que ha tenido el país en toda su historia. Una Constitución impulsada por los discípulos del profesor Bosch no puede contener discriminaciones de ningún tipo, y mucho menos privilegios a grupos religiosos, pues él abogó a lo largo de su vida por la libertad de culto y el establecimiento de un Estado Laico.
Honremos al profesor Bosch y no dejemos que los oportunistas de siempre se apropien de él como ha ocurrido con otros de nuestros fundadores.
lunes, 29 de junio de 2009
Siguen denuncias de corrupción en el gobierno
El caso más reciente fue presentado el pasado sábado 27 de junio, por la comunicadora Piera, y tiene que ver con lo que ella denomina como “Cosas Feas” en la CDEEE; que implican a su vicepresidente ejecutivo, ingeniero Radhamés Segura, en una cadena de escándalos como el abultamiento de la nómina de la entidad, el nombramiento de familiares y asesores con altos salarios, donaciones a fundaciones, a iglesias, a congresistas y a dirigentes de partidos de oposición.
Ya en ocasiones anteriores la misma Nuria había presentado denuncias sobre la comisión de irregularidades en la Oficina Técnica del Transporte Terrestre (Ottt), y en el Programa de Reducción de Apagones (PRA), las cuales dieron al traste con la destitución de los incumbentes de las dos entidades, licenciado, Franklin Beltre y el Reverendo Marcos Lara. En ese mismo tenor la comunicadora Alicia Ortega ha presentado en su programa varias denuncias de irregularidades cometidas en el Instituto de Recursos Hidráulicos (INDRHI), de las que responsabiliza a su Director Ejecutivo, ingeniero Héctor Rodríguez Pimentel.
Independientemente de la veracidad de los hechos denunciados, lo cierto es que ellos ponen en evidencia el desorden imperante en la Administración Pública, por la inexistencia de una normativa que regule los puestos y los salarios de los empleados y funcionarios de entidades del gobierno, lo que ha dado lugar a que quienes las dirigen se consideren con las manos sueltas para crear cargos y asignar sueldos de acuerdo a sus caprichos e intereses.
Recientemente, el presidente de la república se refirió a lo que denominó como falta de institucionalidad y disciplina en la administración pública. Si queremos detener ese desorden que se traduce en clientelismo, corrupción y uso de los fondos públicos para la proyección personal de los incumbentes de las instituciones, se precisa ya de establecer un reglamento que regule el accionar de las instituciones y sus funcionarios, el cual entre otras cosas tiene que fijar los sueldos de todos los empleados de la administración pública y establecer en que deben ser invertidos los recursos asignados a las instituciones, para evitar que los mismos sean desviados a responder a los caprichos que los jefes le venga en gana. Sólo así se puede detener las acciones de un grupo de desalmados que actúa como si los recursos del Estado formaran parte de su patrimonio personal.
sábado, 27 de junio de 2009
Presentación del libro "Entre Cardos y Sombras"
Ayer fue presentado en el auditorio de la Sociedad Cultural Alianza Cibaeña de la ciudad de Santiago, organizado por un grupo de amigos, mi más reciente libro Entre Cardos y Sombras.
Fue un evento muy emotivo, lleno de calor humano y fraternidad. Contó con la presencia un nutrido grupo de amigos, familiares y distinguidas personas.
En el acto fui sorprendido gratamente por una breve reseña de mi vida y obra, a cargo del ingeniero agrónomo Máximo Popa. Asimismo se presento una intervención acerca de la importancia y relevancia del contenido de la obra, a cargo de Juan Carlos Martínez quien además es la persona que ha prologado el libro. Finalmente, hubo una nutrida participación de preguntas por parte de los asistentes que me hizo llenaron de satisfacción.
Aprovecho desde aquí para agradecer a todos esos momentos. En especial, a los organizadores quienes además de su tiempo y dedicación le pusieron un gran corazón para que todo saliera bien.
sábado, 20 de junio de 2009
Contra poder
La medida cautelar que suspende los trabajos de instalación de una cementera en Gonzalo, provincia de Monte Plata, dictada por la jueza Sara Henríquez Marín, presidenta del Tribunal Contencioso Tributario y Administrativo, constituye una victoria para los grupos defensores del Medio Ambiente que durante los últimos días han rechazado con determinación y pasión la instalación de la planta, por considerar que la misma constituye una estocada mortal al área protegida de de la zona de Los Haitices.
La sentencia dispone la suspensión provisional de la licencia y paralización de los trabajos que lleva a cabo el Consorcio Marino Dominicano S.A., amparados en un permiso otorgado por
Aunque la sentencia no toca el fondo del asunto, el cual deberá ser resuelto por un recurso por ante el Tribunal Contencioso Administrativo. Tomando en consideración el amplio rechazo que generado en amplios sectores del país , instalación de la referida planta en esa sensible zona, las autoridades deberían aprovechar la oportunidad para dejar sin efecto el levantamiento de la obra en esa zona, y desplazar el proyecto a otro lugar.
Rectificar es de Sabios, y “poner el oído en el corazón del pueblo”, no debe ser un slogan coyuntural
viernes, 19 de junio de 2009
Algo hicimos mal
Tengo la impresión de que cada vez que los países caribeños y latinoamericanos se reúnen con el presidente de los Estados Unidos de América, es para pedirle cosas o para reclamarle cosas. Casi siempre, es para culpar a Estados Unidos de nuestros males pasados, presentes y futuros. No creo que eso sea del todo justo.
No podemos olvidar que América Latina tuvo universidades antes de que Estados Unidos creara Harvard y William & Mary, que son las primeras universidades de ese país. No podemos olvidar que en este continente, como en el mundo entero, por lo menos hasta 1750 todos los americanos eran más o menos iguales: todos eran pobres.
Cuando aparece la Revolución Industrial en Inglaterra, otros países se montan en ese vagón: Alemania, Francia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelanda… y así la Revolución Industrial pasó por América Latina como un cometa, y no nos dimos cuenta.
Ciertamente perdimos la oportunidad. También hay una diferencia muy grande. Leyendo la historia de América Latina, comparada con la historia de Estados Unidos, uno comprende que Latinoamérica no tuvo un John Winthrop español, ni portugués, que viniera con la Biblia en su mano dispuesto a construir “una Ciudad sobre una Colina”, una ciudad que brillara, como fue la pretensión de los peregrinos que llegaron a Estados Unidos.
Hace 50 años, México era más rico que Portugal. En 1950, un país como Brasil tenía un ingreso per cápita más elevado que el de Corea del Sur. Hace 60 años, Honduras tenía más riqueza per cápita que Singapur, y hoy Singapur en cuestión de 35 ó 40 años – es un país con $40.000 de ingreso anual por habitante. Bueno, algo hicimos mal los latinoamericanos.
¿Qué hicimos mal?
No puedo enumerar todas las cosas que hemos hecho mal. Para comenzar, tenemos una escolaridad de 7 años. Esa es la escolaridad promedio de América Latina y no es el caso de la mayoría de los países asiáticos. Ciertamente no es el caso de países como Estados Unidos y Canadá, con la mejor educación del mundo, similar a la de los europeos. De cada 10 estudiantes que ingresan a la secundaria en América Latina, en algunos países solo uno termina esa secundaria. Hay países que tienen una mortalidad infantil de 50 niños por cada mil, cuando el promedio en países asiáticos más avanzados es de 8, 9 ó 10.
Nosotros tenemos países donde la carga tributaria es del 12% del producto interno bruto, y no es responsabilidad de nadie, excepto la nuestra, que no le cobremos dinero a la gente más rica de nuestros países. Nadie tiene la culpa de eso, excepto nosotros mismos.
En 1950, cada ciudadano norteamericano era cuatro veces más rico que un ciudadano latinoamericano. Hoy en día, un ciudadano norteamericano es 10, 15 ó 20 veces más rico que un latinoamericano. Eso no es culpa de Estados Unidos, es culpa nuestra.
En mi intervención de esta mañana, me referí a un hecho que para mí es grotesco, y que lo único que demuestra es que el sistema de valores del siglo XX, que parece ser el que estamos poniendo en práctica también en el siglo XXI, es un sistema de valores equivocado. Porque no puede ser que el mundo rico dedique 100.000 millones de dólares para aliviar la pobreza del 80% de la población del mundo –en un planeta que tiene 2.500 millones de seres humanos con un ingreso de $2 por día –y que gaste 13 veces más ($1.300.000. 000.000) en armas y soldados.
Como lo dije esta mañana, no puede ser que América Latina se gaste $50.000 millones en armas y soldados. Yo me pregunto: ¿quién es el enemigo nuestro? El enemigo nuestro, presidente Correa, de esa desigualdad que usted apunta con mucha razón, es la falta de educación; es el analfabetismo; es que no gastamos en la salud de nuestro pueblo; que no creamos la infraestructura necesaria, los caminos, las carreteras, los puertos, los aeropuertos; que no estamos dedicando los recursos necesarios para detener la degradación del medio ambiente; es la desigualdad que tenemos, que realmente nos avergüenza; es producto, entre muchas cosas, por supuesto, de que no estamos educando a nuestros hijos y a nuestras hijas.
Uno va a una universidad latinoamericana y todavía parece que estamos en los sesenta, setenta u ochenta. Parece que se nos olvidó que el 9 de noviembre de 1989 pasó algo muy importante, al caer el Muro de Berlín, y que el mundo cambió. Tenemos que aceptar que este es un mundo distinto, y en eso francamente pienso que todos los académicos, que toda la gente de pensamiento, que todos los economistas, que todos los historiadores, casi que coinciden en que el siglo XXI es el siglo de los asiáticos, no de los latinoamericanos. Y yo, lamentablemente, coincido con ellos.
Porque mientras nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías, seguimos discutiendo sobre todos los “ismos” (¿cuál es el mejor? capitalismo, socialismo, comunismo, liberalismo, neoliberalismo, socialcristianismo...), los asiáticos encontraron un “ismo” muy realista para el siglo XXI y el final del siglo XX, que es el pragmatismo. Para solo citar un ejemplo, recordemos que cuando Deng Xiaoping visitó Singapur y Corea del Sur, después de haberse dado cuenta de que sus propios vecinos se estaban enriqueciendo de una manera muy acelerada, regresó a Pekín y dijo a los viejos camaradas maoístas que lo habían acompañado en la Larga Marcha: “Bueno, la verdad, queridos camaradas, es que a mí no me importa si el gato es blanco o negro, lo único que me interesa es que cace ratones”. Y si hubiera estado vivo Mao, se hubiera muerto de nuevo cuando dijo que “la verdad es que enriquecerse es glorioso”. Y mientras los chinos hacen esto, y desde el 79 a hoy crecen a un 11%, 12% o 13%, y han sacado a 300 millones de habitantes de la pobreza, nosotros seguimos discutiendo sobre ideologías que tuvimos que haber enterrado hace mucho tiempo atrás.
La buena noticia es que esto lo logró Deng Xiaoping cuando tenía 74 años.
Viendo alrededor, queridos Presidentes, no veo a nadie que esté cerca de los 74 años. Por eso solo les pido que no esperemos a cumplirlos para hacer los cambios que tenemos que hacer.
Muchas gracias”.
La camisa del hombre feliz
“En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió a los mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron todos los remedios que conocían y otros nuevos que inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el estado del zar parecía cada vez peor. Le hicieron tomar baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto, menta y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países.
Le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no mejoraba. Tan desesperado estaba el hombre que prometió la mitad de lo que poseía a quien fuera capaz de curarle.
El anuncio se propagó rápidamente, pues las pertenencias del gobernante eran cuantiosas, y llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes del globo para intentar devolver la salud al zar. Sin embargo fue un trovador quien pronunció:
—Yo sé el remedio: la única medicina para vuestros males, Señor. Sólo hay que buscar a un hombre feliz: vestir su camisa es la cura a vuestra enfermedad.
Partieron emisarios del zar hacia todos los confines de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta el dinero, quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo tenía se quejaba de los hijos.
Mas una tarde, los soldados del zar pasaron junto a una pequeña choza en la que un hombre descansaba sentado junto a la lumbre de la chimenea:
— ¡Qué bella es la vida! Con el trabajo realizado, una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares ¿qué más podría pedir?
Al enterarse en palacio de que, por fin, habían encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El hijo mayor del zar ordenó inmediatamente:
—Traed prestamente la camisa de ese hombre. ¡Ofrecedle a cambio lo que pida!
En medio de una gran algarabía, comenzaron los preparativos para celebrar la inminente recuperación del gobernante.
Grande era la impaciencia de la gente por ver volver a los emisarios con la camisa que curaría a su gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las manos vacías:
— ¿Dónde está la camisa del hombre feliz? ¡Es necesario que la vista mi padre!
—Señor -contestaron apenados los mensajeros-, el hombre feliz no tiene camisa”.
Bienvenido a este blog
También, aparecerán algunas de mis publicaciones y libros.
Espero que, entre todos, podamos marcar bien el ritmo.